Un trabajo multiplicado por diez

Al otro lado en una oficina del paro: "Esto es un tsunami de 16 horas todos los días"

  • Nono Hernández dirige la oficina del Servicio Andaluz de Empleo en Vejer y trabaja en el equipo especial de la provincia para tramitar los ERTE.
Nono Hernández dirige la oficina del Servicio Andaluz de Empleo en Vejer de la Frontera (Cádiz)
Nono Hernández dirige la oficina del Servicio Andaluz de Empleo en Vejer de la Frontera (Cádiz)
SAE

"¿Me estás pidiendo un DNI a la una de la madrugada de un sábado a domingo?". A los cinco minutos de haber enviado el correo electrónico, el remitente contesta a Nono Hernández, director de la oficina local del Servicio Andaluz de Empleo en Vejer de la Frontera (Cádiz), extrañado por las horas y el día. De inmediato, claro está, le manda la documentación y el empleado público puede seguir con un trámite que, junto a todos los que debe afrontar durante el estado de alarma, le está llevando a trabajar desde su casa 16 horas al día de lunes a domingo.

Pero no se queja, porque nadie como un responsable de una oficina de empleo para saber en estos días lo que está ocurriendo con el mercado laboral, una situación que califica de "tsunami" desde hace casi un mes. "Somos unos privilegiados entre comillas porque nuestro trabajo es de los pocos que no tienen riesgo de perderse, pero es momento de dar un paso al frente y demostrar que los servicios públicos estamos para responder ante la ciudadanía", aclara.

Nono Hernández lleva cuatro meses (y dos años y medio en el SAE) al frente de la oficina del Servicio Andaluz de Empleo en la localidad gaditana más conocida por sus playas (como El Palmar) pese a que su casco urbano se encuentra situado sobre una colina que, como si fuera una vieja fortaleza medieval asediada por los enemigos, le salva de momento de lo peor del coronavirus en forma de contagio: ha sido de las últimas localidades de Cádiz en registrar algún caso entre sus habitantes.

La situación geográfica, sin embargo, no le ha salvado de la otra gran variante del Covid-19, la económica. El mazazo del paro ha alcanzado todos los rincones de España, más si cabe en una provincia como la gaditana, tan tristemente acostumbrada a liderar todas las tasas de desempleo. En los datos conocidos hace una semana, Cádiz se significó por ser la provincia con más afiliados perdidos en las dos semanas desde el inicio del estado de alarma, con más de un 8% de sus empleos recortados (la media nacional fue casi de la mitad).

En cuanto a lo que concierne al Servicio Andaluz de Empleo, que es el que tramita las demandas de empleo (la cartilla del paro de toda la vida), marzo terminó con 25.649 nuevos parados, un 17% más (y que dispara la cifra a más de 176.000), con un total de 13.563 solicitudes de ERTE registradas también hasta el 2 de abril. Con una plantilla de 115 trabajadores dedicados en estos momentos a la atención para los trámites en la provincia, una simple cuenta da más de 220 nuevos desempleados por cabeza para cada trabajador público. Eso, los trámites registrados…que luego están los centenares de llamadas con dudas.

"Quitando los empleos públicos, algún teletrabajo y el sector primario, ya no quedan empresas abiertas", explica Hernández, matemático y estadístico de profesión que saltó a atender una oficina del SAE tras más de una década trabajando de lo suyo para la administración regional. Tras pasar por la oficina de Chiclana de la Frontera (el triple de grande en efectivos y personas por atender), donde vive con su mujer y sus niños de 3 y 6 años, recaló en Vejer, un lugar algo anómalo en el panorama laboral gaditano.

Con una tasa de paro en torno al 10% en circunstancias normales, Vejer vive medianamente bien de su turismo estacional y de fin de semana, de su agricultura y de su ganadería. De esos tres pilares, solo resiste el segundo, toda vez que el último dependía del Circuito del Sol, un evento hípico que se ha quedado a medias con la pandemia.

El casco urbano de Vejer se encuentra en una colina y la Policía controla los accesos desde el llano
El casco urbano de Vejer se encuentra en una colina y la Policía controla los accesos desde el llano. / EP

La tranquilidad de Vejer, no obstante, saltó por los aires con la expansión de la enfermedad. Fue cancelar Madrid los colegios y, sobre todo, seguirle la Junta de Andalucía a partir del viernes 13 de marzo, "y ya se notó que ese mismo fin de semana ya nadie contrató a nadie para trabajos puntuales, como suele ser tan habitual por aquí". Fue la primera fase de lo que él llama la primera oleada, la que se desató a partir del lunes siguiente cuando "cayeron la inmensa mayoría de contratos temporales, por obra y servicio y por causa de la producción".

Poco después, vino el segundo repunte o "explosión", según Hernández, que es cuando las empresas aplicaron masivamente los Expedientes de Regulación de Empleo Temporales. Entre una cosa y otra, el trabajo "se ha multiplicado por diez" en apenas unos días solo en lo que se refiere a atención telefónica e inscripciones de demanda de empleo (ya sean primeras o retomando una anterior).

En el caso de este empleado público, la carga de trabajo se amplía porque ha pasado además a formar parte del equipo habilitado por la Consejería de Empleo en la provincia para gestionar directamente la parte que le corresponde al SAE del proceso de los ERTE y donde ve a diario también el desmembramiento productivo de toda la Bahía: Navantia, Airbus, la industria auxiliar, el Campo de Gibraltar, el turismo en toda la línea de costa, los cruceros que no vendrán… Según el único dato que se ha adelantado de una encuesta que ultima la Confederación de Empresarios de Cádiz, la cifra de negocio ha caído en un 75%: solo se ingresa uno de cada cuatro euros de lo que solía toda la economía hasta ahora.

Y todo ello termina en el mismo sitio: en la cola (ahora virtual) del paro. Aquí quizá convenga recordar que las oficinas de empleo se dividen en dos partes: la parte autonómica (en Andalucía, SAE), que es la gestiona las inscripciones de demandante de empleo, orientación laboral, formación… y la nacional, la del SEPE, que es la que tramita las prestaciones. Sin estar inscrito como demandante de manera previa, el SEPE no te paga nada luego.

Círculo vicioso que es donde radica la importancia de que el SAE acelere los procesos de altas como demandantes de empleo, muchas veces casi actuando de detectives "porque hay empresas que no comunican a sus trabajadores en qué situación están realmente y hay que adivinar si están despedidos, en un ERTE o de alta si queremos que esa persona cobre su prestación".

Como es de suponer, la crisis pandémica solo ha complicado un proceso de altas, bajas, trámites y requisitos que no es sencillo para quien lo desconozca. En especial, para muchas personas que jamás se han visto en una situación parecida. Según cuenta Nono Hernández, están recibiendo numerosas solicitudes de trabajadores que sumaban 20 o 30 años con un empleo y que por primera vez han tenido que contactar con una oficina de empleo. Se les dan todas las facilidades, claro está, pero no siempre la supuesta sencillez telemática está hecha para todo el mundo.

"Una llamada que se me quedó grabada fue un hombre que trabajaba en el campo con un tractor que le habían dicho que estaba sujeto a un ERTE y que se tenía que inscribir como primer demandante. Un hombre que no tenía ni teléfono móvil, que nos estaba llamando desde un fijo. El hombre estaba llorando porque con ese dinero que ingresaba vivía gran parte de su familia, incluidos sus nietos, y esa llamada me marcó. Fue en los primeros días y la recuerdo con pena y me dan escalofríos sobre lo que está pasando la gente", recuerda el director del SAE en Vejer.

Tras lo que añade: "Han pasado situaciones de todo tipo y quiero enfatizar la labor de las personas que están al teléfono. Siempre con una sonrisa, siempre intentando explicar cada paso cuantas veces haga falta. Porque es nuestro trabajo, insisto". Puesto que no quiere que se les vea como nada, excepto como profesionales de lo suyo, del papel que les ha tocado en esta crisis: "Intentamos empatizar todo lo posible pero no podemos ir allá hasta donde nos gustaría llegar. Les damos todo nuestro asesoramiento pero se nos han puesto personas a llorar, personas intentando que le ayudáramos pidiendo consejos, personas mayores a las que mandamos a una plataforma digital cuando son personas de 60 años que llevan 30 años trabajando y que nunca han sido demandantes de empleo".

Cada historia es un ejemplo, cada día se salda con cientos de llamadas atendidas en una oficina que, por lo general no atendía más de 20 antes de la cuarentena. Llegada esta Semana Santa sin procesiones ni calles repletas, Nono Hernández lanza algunos mensajes esperanzadores en la vertiente laboral de la batalla: por primera vez, han logrado tramitar más peticiones de las que les han entrado y, por tanto, empiezan a arañarle a esos tres o cuatro días de retraso que han ido acumulando; y, en segundo lugar, y también como algo nuevo desde el 13 de marzo, ha entrado en la oficina vejeriega una oferta de empleo: del propio Ayuntamiento para cubrir un servicio de atención social a domicilio.

Nono Hernández lleva 16 días sin salir de casa, con los niños a hombros mientras da de alta a miles de personas como demandantes de empleo; su mujer vuelve de la calle por primera vez en ese tiempo porque debía llevarle comida a sus padres. Su propia madre vive en Jaén, sola y muy mayor, y le tienen que llevan comida desde los servicios sociales todos los días, tal y como cuenta en múltiples llamadas telefónicas con las que se consuela con la familia. Vive cerca del mar, cuyo rumor oye nítidamente en estos días de temporal en el Estrecho. Pero una pared le tapa la visión.

También dice que tiene suerte de tener un trabajo tanto él como su mujer y que puedan hacerlo desde casa. Todo esto lo cuenta Nono porque habla durante una hora y eso da para mucho. Trabajo: el 99% de su discurso es trabajo, el mismo por el que estuvo a punto de ganar el premio Innovad@r Público del Año, un certamen nacional que se falló unos pocos días antes de declararse la cuarentena gracias a la aplicación estadística en su labor diaria.

"Hoy ha sido el primer día en el que ya empiezo a ver el pico de tramitación en las oficinas de empleo. Nosotros no podemos aplanar la curva, pero al menos la podemos gestionar", expone, antes de incidir, una vez más, en el lado bueno de las cosas pese a la dureza de su trinchera profesional actual: "Soy bastante optimista en el sentido de la tramitación y creo que comienzo a ver la luz al final del túnel… y que al menos el trabajo que la ciudadanía demanda al SAE lo vamos a terminar en un plazo razonable. Es lo mínimo que podemos hacer y es lo que nos toca hacer".

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