Ana Merino esculpe en verso un animalario dedicado al lector infantil

  • Valladolid.- Una oveja parlanchina, un león cascarrabias y una araña tejedora de sombras son algunos de los inquilinos del animalario poético que la escritora Ana Merino ha esculpido a golpe de verso dentro de su último poemario, "Hagamos caso al tigre" (Anaya), que ha dedicado al lector infantil.

Ana Merino esculpe en verso un animalario dedicado al lector infantil
Ana Merino esculpe en verso un animalario dedicado al lector infantil

Valladolid.- Una oveja parlanchina, un león cascarrabias y una araña tejedora de sombras son algunos de los inquilinos del animalario poético que la escritora Ana Merino ha esculpido a golpe de verso dentro de su último poemario, "Hagamos caso al tigre" (Anaya), que ha dedicado al lector infantil.

Son animales que piensan y que hablan, protagonistas de historias impregnadas de un aire poético porque "a los niños les gusta que les cuenten cosas, pero también tienen un gran sentido del ritmo y aprecian tanto la musicalidad de las palabras como la intensidad de las metáforas", ha explicado la autora en una entrevista con Efe.

La cultura del cómic y de los dibujos animados de su infancia, pero también la tradición del relato oral que le transmitieron sus mayores, conforman el sustrato de este poemario infantil de Ana Merino, profesora asociada de Escritura Creativa en la Universidad de Iowa (Estados Unidos) y licenciada en Historia Moderna.

"Mi madre y mi abuela me contaban muchísimos cuentos de hadas y populares. Por otra parte, mi padre (el escritor José María Merino) me leía muchos poemas y cuentos fantásticos. Esa experiencia maravillosa ha dejado un poso muy importante y ha sido el motor que desarrolló mi intuición literaria y creativa", ha reconocido.

Autora de cinco poemarios, con el primero ganó en 1995 el Premio Adonais ("Preparativos para un viaje"), Ana Merino (Madrid, 1971) cuenta entre sus "grandes orgullos" con el de ser hija de "un gran escritor", una etiqueta que no le preocupa porque le avalan a ella "muchos años de trabajo tenaz y comprometido" en los Estados Unidos.

Ni el puente entre géneros, ya que también ha abordado el ensayo y pisado el territorio narrativo, han supuesto para esta escritora y docente mayor problema, como tampoco lo ha representado el paso desde la poesía para adultos hasta la pensada para niños.

"Simplemente te pones en el lugar de tu infancia, recuperas las emociones y aquella perspectiva para expresarte desde ese lugar en el que aprendiste a descifrar el misterio de las palabras y su capacidad para evocar sentimientos", ha añadido la autora de los versos incluidos en "Los días gemelos" (1997) y "Compañera de celda" (2007).

Otro de los estímulos creativos de Ana Merino es el trabajo académico y educativo que desde hace quince años desarrolla con niños en diferentes lugares de América, una experiencia de la cual "han ido surgiendo estos poemas o mi novela juvenil 'El hombre de los dos corazones' (2009)", ha precisado.

Su experiencia docente en los Estados Unidos, ahora en la Universidad de Iowa, le ha permitido constatar cómo allí "se lee cada vez más en español", lo cual "es una buenísima noticia porque las lenguas nos enriquecen y estimulan", ha añadido acerca de un idioma que en dicho país hablan unos 45 millones de personas.

Una de sus principales preocupaciones es la de evitar que los niños que tienen el español como lengua materna en los Estados Unidos la pierdan, y que crezcan bilingües con el "total dominio" de ambas.

"Las campañas que hubo en los años ochenta para que sólo aprendieran inglés y se aislaran sus raíces hicieron mucho daño a la comunidad hispanohablante", ha reflexionado Ana Merino antes de apostar por la diversidad lingüística como una realidad "que nos enriquece y debemos potenciar".

Esta es, precisamente, una de sus principales labores en la Universidad de Iowa: "el apoyo creativo y lector a las comunidades de hispanohablantes".

Por último, la escritora se ha definido como una "gran defensora" del trabajo de los maestros "y de la necesidad de que se reconozca su trabajo y se les apoye en todo momento", a los cuales ha dedicado "hagamos caso al tigre", especialmente "a los que aman la poesía y comparten esta pasión con sus estudiantes".

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