El flamenco consolida su espacio en Brasil

  • Gonzalo Domínguez.

Gonzalo Domínguez.

Río de Janeiro, 22 oct.- Quejíos, zapateados y vestidos de faralaes; gritos de "olé" alrededor de un tablao y alguno de "torero". Lejos de las minas murcianas y de los patios cordobeses, un sonoro "obrigado" desvela que la escena transcurre en Brasil, el país de la samba.

Más de 300 escuelas que enseñan el baile flamenco, once ediciones del festival internacional del jondo y la visita de grandes maestros como Paco de Lucía o Antonio Canales muestran que este arte se ha ganado un espacio en Brasil que crece a cada año.

El número de escuelas que enseñan el baile y el cante flamencos aumenta en Brasil de la mano del despegue económico del país latinoamericano, y las presentaciones de grandes maestros multiplican el interés de los cariocas, que abarrotan los teatros y escenarios donde los artistas levantan a la audiencia de sus asientos.

"Los brasileños se identifican con el flamenco porque es una música ancestral; tiene que ver con las personas", asegura a Efe Roberto Monteiro, guitarrista carioca con melena de estilo Camarón y sonoro acento andaluz.

Monteiro comenzó su relación con la música flamenca en el conservatorio brasileño donde estudiaba guitarra y no pudo evitar dejarse encandilar por su duende: "Es que es la música del pueblo".

El baile, según asegura, es lo que resulta más atractivo a los brasileños -"especialmente por la percusión"-, y es precisamente con danza flamenca sobre un tablao que Irene Alonso encandila al público de Río de Janeiro.

Alonso, que compagina los espectáculos de danza con la enseñanza, observa desde su perspectiva privilegiada sobre las tablas que parte del éxito del flamenco en Brasil obedece a que los ciudadanos del país sudamericano "son muy musicales, llevan la música en el cuerpo".

Asimismo percibe que en los últimos años ha ocurrido una "historia muy interesante" con el flamenco en Brasil, con la apertura de cientos de nuevas academias y la llegada de grandes maestros como Paco de Lucía, que en noviembre próximo actuará en el Teatro Municipal de Río de Janeiro.

La brasileña Tatiana Betancourt, profesora, estudiante y difusora del flamenco, concuerda con Alonso en que el crecimiento de este arte en Brasil es exponencial, especialmente en los últimos años, cuando "la facilidad de acceso a internet" permitió a los aficionados "encontrar los pasos de las coreografías, la música o los bailes".

El encuentro de Betancourt con el flamenco se produjo hace 22 años como un "amor a primera vista", según comenta a Efe. Esa relación se consolidó con las visitas de la bailaora a la cuna del flamenco en España y la posibilidad de estudiar con grandes artistas como Carmen "La Talegona".

En su opinión, la aceptación del flamenco en el país iberoamericano y su crecimiento se debe al carácter de esta cultura musical como "mezcla de varias culturas, algo que también sucede en Brasil".

El crecimiento es difícil de cuantificar y tan solo aquellos que han visto la evolución pueden certificar que el despegue económico de Brasil, que ha permitido a grandes masas acceder a la cultura, ha favorecido que el flamenco cruce el Atlántico y se asiente como una alternativa más a la samba o a los sonidos de raíces africanas.

Testigo y prueba de ese crecimiento es el sitio de noticias "Flamenco Brasil", proyecto nacido en 2009 para cubrir la necesidad del público carioca de tener acceso a información sobre esta cultura musical y poner en contacto a las personas interesadas en su desarrollo.

El sitio web, que hoy cuenta con 2.800 usuarios únicos por mes, es una buena muestra del crecimiento que ha tenido el arte flamenco en los últimos años en Brasil, donde unas 300 escuelas se dedican en exclusiva a su enseñanza y difusión, y el Festival Internacional de Flamenco llegó este año a su undécima edición.

Además, tal y como reconoce la directora de "Flamenco Brasil" Luiza Libardi, la aparición de cariocas en las primeras filas del arte como Fernando de la Rua o Fabio Rodríguez ha favorecido aún más el intercambio entre ambos lados del Atlántico y la consolidación en el país latinoamericano de un flamenco con acento peculiar.

Mostrar comentarios