Toño Benavides baja a "El sótano en llamas" y desmonta la realidad

  • Madrid.- Surrealista, absurdo, experimental..., se pueden utilizar muchos adjetivos para definir "El sótano en llamas", un cómic de Toño Benavides en el que nada es lo que parece. O aún más inquietante, donde todo es lo que parece.

Toño Benavides baja a "El sótano en llamas" y desmonta la realidad
Toño Benavides baja a "El sótano en llamas" y desmonta la realidad

Madrid.- Surrealista, absurdo, experimental..., se pueden utilizar muchos adjetivos para definir "El sótano en llamas", un cómic de Toño Benavides en el que nada es lo que parece. O aún más inquietante, donde todo es lo que parece.

"Son diez relatos que presentan un interés especial por el absurdo. Mi objetivo era desmontar la realidad y volver a construirla bajo una lógica diferente. Pretendía que el lector se viera reflejado o sorprendido en su fuero interno, descubriéndose a sí mismo", explica Benavides en una entrevista con Efe.

El autor asegura que "absurdo y racional son dos términos equivalentes", una puntualización necesaria para la lectura del cómic. "¿A qué llamamos 'racional' y a qué llamamos 'absurdo'?", se pregunta Benavides.

"¿Le llamamos 'racional' a encender una aparato en casa y que veas 'Gran Hermano', unos tipos que parecen encerrados en una jaula de hámster? La vida cotidiana está llena de absurdo, y cuando el absurdo se ofrece deliberadamente en una obra literaria, creo que es mucho más racional que la propia vida cotidiana", señala.

Los personajes del ilustrador, anónimos en su gran mayoría, actúan de manera impulsiva. "Todos se comportan de forma anormal, y, cuando dejan de hacerlo, las cosas les van fatal, porque son incapaces de acomodarse al mundo", detalla.

"No somos seres racionales, sino emocionales. No lo digo como crítica, sino como una obviedad. Y no nos sirve actuar de otra forma, porque si actuásemos siempre de forma racional, nos llevaría a la autodestrucción. Creo firmemente que no hay ninguna explicación para lo que hacemos", añade.

"El sótano en llamas" (Astiberri) se divide en tres grandes apartados, "Obsesión", "Fuego en el sótano" y "El orden implicado", conformando una visión que se aleja de los formatos tradicionales. "Tiene grandes dosis de experimentación, tanto desde el punto de vista narrativo como del visual", advierte Benavides.

"Empecé siendo dibujante de cómics, pero pasé muy rápido a dedicarme a la ilustración de forma exclusiva. Es una disciplina tan exigente que sólo compensa en unas pocas ocasiones. Tiendo a generalizar y sintetizar al máximo, y ese no es el camino más lógico que se sigue en el cómic, un arte descriptivo y exhaustivo", opina.

No es fácil encuadrar el libro, que podría ser un tebeo, un compendio de relatos ilustrados o un álbum de ilustraciones con pildoritas de texto. "No me preocupa. Sólo me interesa que el lector quede subyugado por las historias y por la forma de presentarlas. Además, esta estructura no es una novedad, porque ya la podíamos encontrar en autores como Edward Gorey", recuerda el autor.

Los relatos carecen de protagonista identificable, pero en dos de ellos surge la figura del psicópata Jacob Pain. "No me interesa por su carga de violencia, sino porque es un personaje que no se puede asimilar. Vivimos en una sociedad que lo fagocita todo, pero no al psicópata. Es un personaje completamente singular, el individuo frente al grupo", apunta.

El origen del libro se encuentra en la revista Humo, donde vieron la luz ocho de los relatos. "Llevaba mucho tiempo dedicado a los trabajos por encargo, pero debajo del profesional hay un sótano en llamas que pugna por salir. En definitiva, quería hacer trabajos más personales", confiesa el autor.

Julio Soria

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