Un repunte sin cabos sueltos

¿Por qué colapsaron las UCI? El informe técnico que revela las claves tras el caos

Un batallón de intensivistas firma el 'Plan de Desescalada para las Unidades de Cuidados Intensivos', ante la previsión de un rebrote que ya no les cogerá desarmados.

UCI hospital coronavirus
¿Por qué colapsaron las UCI? El informe técnico que revela las claves tras el caos
Europa Press

Fue inabarcable. En cuestión de horas, las UCI pasaron de la normalidad al caos. ¿Qué falló entonces? Los tambores de un rebrote en unos meses urgen a recordar, antes de sanar las heridas. Un batallón de más de medio centenar de intensivistas ha tomado la batuta y ha publicado el 'Plan de Desescalada para las Unidades de Cuidados Intensivos'. Sin 'mea culpas' ni deferencias, la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC), la Sociedad Española de Enfermería Intensiva y Unidades Coronarias (SEEIUC) y la Federación Panamericana e Ibérica de Medicina Crítica y Terapia Intensiva (FEPIMCTI), han sacado adelante un informe que recoge, uno a uno, los errores que llevaron a las UCI del país al colapso, para que ese posible rebrote en otoño no les vuelva a pillar desarmados. 

"Mirábamos la televisión y decíamos, ya viene, ya viene... 48 horas más tarde no quedaba una planta sin Covid, ni un rincón sin cama. Los médicos andábamos con cuidado para no pisar a los pacientes que se amontonaban en los pasillos". Una anestesista del Hospital de Getafe pone voz al colapso que resquebrajó los cimientos del sistema sanitario de todo el país. La sensación ya no es la misma. "Trabajamos ante la posibilidad de que se produzcan rebrotes significativos de la neumonía en España después del verano, con un alcance que ahora es difícil de estimar", explica el doctor Ricard Ferrer, presidente de la SEMICYUC, a La Información.

Otra UCI fuera del hospital

"Es importante disponer del espacio adecuado", exige. El último censo del Ministerio de Sanidad (2017) cifra la disponibilidad nacional de camas UCI en 4.519 en los hospitales públicos y 1.137 plazas en los privados. La pandemia ha obligado a 11.667 pacientes a dormir en una. Durante el pico del brote, más de 4000 camas de UCI las llenaban solo pacientes Covid. La ocupación fue muy desigual en todo el país, con áreas sanitarias que sobrepasaron el 300% de su capacidad de atención a críticos. Este desequilibrio entre el colapso en unos territorios y el desahogo en otros, se asentó en una falta de información: los  datos oficiales delas administraciones sanitarias no dejaban conocer a tiempo real el estado global de estas unidades del país. Sin datos actualizados, una respuesta coordinada a nivel nacional es solo una quimera.

La media nacional es de nueve camas de UCI por cada 100.000 habitantes y, aunque resulta algo inferior a la de otros países de la UE, el promedio no fue el mayor escollo. Muchos hospitales españoles cuentan con instalaciones viejas, llenas de recovecos, lo que impidió doblar las camas de críticos cuando más se necesitaban. El primer punto del informe habla del rediseño de estas áreas, para obtener un espacio suficiente que permita trabajar a la vez a cuatro o cinco profesionales. Estos, además, deben permitir la incorporación de todos los equipos de monitoreo que requiere un paciente crítico. Los especialistas apuntan a la existencia de, al menos, seis camas por unidad para agilizar la asistencia.  

Plan de Desescalada para las Unidades de Cuidados Intensivos
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Aún con esta reestructuración de los hospitales, la falta de espacio podría llegar a ser un problema si el índice de ingresos volviera a dispararse a los niveles de los momentos más críticos. "La primera alternativa sería la instalación de estructuras anejas que permitan continuar con esa expansión".  El informe deja a las CCAA o regiones la configuración de su propia hoja de ruta, aunque exige que se cumplan los tiempos que eviten el colapso: "Cada territorio debe plantear su alternativa, pero tiene que contar con planes que permitan su rápida creación en menos de 15 días".  La ola Covid paralizó casi por completo el resto de operaciones, los contagiados colonizaron cada planta de los centros. "Si el número de pacientes graves vuelve a aumentar, no debe afectar de una forma tan marcada al resto de la actividad hospitalaria", zanja el documento. 

El plan para un futuro rebrote debe tener en cuenta, no solo  de la asistencia de los pacientes Covid, sino la necesidad de mantener la asistencia del resto de pacientes que, estos meses, han pasado a un segundo plano. Llegar justos ya no es suficiente. Además, la UCI externa también debe estar liderada por un intensivista "y establecer equipos mixtos que garanticen, en todos los controles y turnos, presencia de personal experto". No todos los sanitarios pueden tomar la rienda de una unidad de críticos y esa fue otra de las claves que aceleraron el colapso. 

Gran parte de la plantilla de un hospital no sabe intubar a un paciente. Hasta ahora, tampoco tenían por qué hacerlo. "Se recomienda realizar formación continuada para todo el personal que incluya atención al paciente crítico, al paciente Covid y manejo de aislamientos". Entre las peticiones que recoge el informe, está el desarrollo de la especialidad de Enfermería de Medicina Intensiva. En España, a las enfermeras no se les reconoce la especialidad para la que se forman -excepto las matronas-. En el pico del brote, las UCI se llenaron de profesionales que llegaron para apoyar, pero que, a veces, no contaban con una formación tal para actuar de forma rápida sin supervisión. 

Los sanitarios están al límite. Cualquier estrategia frente a una nueva oleada debe tener en cuenta "la carga de trabajo, las necesidades de descanso tras la pandemia y la necesidad de mantener circuitos diferenciado de Covid y No-Covid". Estos últimos deberán reservarse a pacientes con PCR negativo y con clínica poco sugestiva de la enfermedad. El citado Plan de Contingencia especifica, tanto el personal mínimo en jornada ordinaria, como el necesario para cubrir los turnos de guardia.

El desabastecimiento se instaló demasiado pronto en los hospitales y se acabó demasiado tarde. El primer azote del virus vació los almacenes y colapsó a los fabricantes. "Los hospitales deben tener planes para obtener suministros adicionales en coordinación con otros hospitales cercanos, proveedores farmacéuticos y autoridades de salud regionales y nacionales", insta el documento. Los intensivistas estrechan dejan el mínimo espacio posible a la improvisación: un margen de 96 horas, en el que el centro debe ser capaz de funcionar de manera autónoma sin reabastecimiento. 

Ganarle un paso al virus, es la única manera de responder a nuevos brotes sin caer en el colapso de recursos y sanitarios. La comunicación, menos fluida de lo debido, también restó ventaja al país en un escenario donde la situación cambiaba a cada minuto. Lo mismo ocurrió con el estado de los pacientes. El deterioro que genera la Covid no siempre es progresivo. Monitorizar a cada paciente ingresado es la única manera de detectar su deterioro clínico antes de que este sea irreversible. Las palabras de Ferrer son toda una declaración de intenciones: "Los intensivistas estamos preparándonos para poder atender este potencial incremento de casos de pacientes críticos". Con el colapso en la memoria, queda lo aprendido y la propuesta de mantener lo que funciona, sin retomar viejos usos de cara a la próxima oleada. 

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