La recopilación masiva de datos, justificada para resolver casos como el del avión ruso

  • El trabajo de investigación realizado por los servicios británicos y estadounidenses sobre la destrucción del avión ruso que se estrelló en el Sinaí egipcio, que permite pensar en un atentado, justifica la recopilación masiva de datos de la agencia estadounidense NSA, afirman expertos.

El archivo de datos a gran escala de intercepciones telefónicas e informáticas, de imágenes satelitales y de informaciones electrónicas, no permite casi nunca impedir un atentado, pero sí permite, a posteriori, orientar las sospechas, agregan.

El viernes, dos periódicos ingleses, el Times y el Daily Telegraph, sostuvieron que las agencias de inteligencia británica y estadounidense analizaron datos, en particular conversaciones telefónicas registradas antes de la catástrofe, y sacaron como conclusión la probabilidad de que el avión hubiera sido víctima de un atentado organizado por el grupo Estado Islámico en el Sinaí.

"Lo que hace la NSA (Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos) es pescar con traina", dice a la AFP un exjefe de un servicio de inteligencia francés que pidió el anonimato.

"Recogen todo lo que pueden. Lo ideal sería poder conectar todo eso y cruzarlo con otros tipos de informaciones para poder prevenir. Pero la experiencia demuestra que prevenir ese tipo de ataque es muy difícil, para no decir imposible", añade.

"En cambio, a posteriori, buscan en los datos archivados y siguen la pista. Cruzan esa información con todo lo que pueden: hoy, la moda es lo que llaman 'fusion centers', donde todas las fuentes posibles de información son fusionadas". El presidente norteamericano Barack "Obama habló al respecto en base a esas conclusiones", según la misma fuente.

Obama evocó el jueves por la noche la "posibilidad de que hubiera una bomba" en el Airbus ruso, añadiendo que era una pista tomada "muy en serio".

En Londres, el primer ministro británico David Cameron estimó, por su parte, "más que probable de que se trate de una bomba terrorista".

"Obama leyó simplemente la nota que los servicios le prepararon", agregó la fuente. "Los servicios dicen: 'encontramos esto, aquello, cruzamos con esto y aquello, y todo hace creer que...' No dicen nunca 'esto es', dicen 'todo hace creer'. Después, corresponde a los políticos asumir sus responsabilidades", sostiene.

Un ex miembro de la DGSE (el servicio de seguridad exterior francés) que también pidió el anonimato, explica que, una vez que un suceso se ha producido, la acumulación de datos previos adquiere todo su sentido, y la potencia de cálculo de las supercomputadoreras permite designar rápidamente a los sospechosos.

"Se extraen todas las informaciones de la zona: imágenes satelitales, datos electromagnéticos, ópticos. En este caso del avión ruso, parece que lo primero que encontraron fue un flash luminoso registrado por un satélite", señala.

"Un satélite que registra un flash en el momento no es un dato evidente, pero después de los hechos y con los otros datos adquiere sentido", explica.

"En este caso, Obama estaba sin duda contento de recordar a todo el mundo, empezando por los rusos, que nada escapa a la vigilancia de los norteamericanos", estima el ex oficial.

No obstante, hay que seguir mostrándose prudentes ante las fuentes que vienen más o menos directamente de servicios de espionaje que tienden a justificar sus prácticas, estima Shashank Joshi, investigador del Royal United Services Institute (RUSI, basado en Londres). En materia de espionaje, las apariencias engañan naturalmente.

"Se nos dice una cosa, que no es forzosamente verdad. Es posible que la información emane de una fuente humana del Sinaí, y que la historia de las intercepciones electrónicas sirva para borrar las huellas", afirma, acotando: "no digo que esto es probable, dijo que es posible".

En octubre de 2010, un agente saudí infiltrado en Al Qaida en la Península Arábiga (Aqpa) permitió desbaratar un atentado que hubiera podido hacer estallar, con explosivos ocultos en depósitos de tinta de impresoras, dos aviones cargueros que viajaban de Yemen a Chicago.

El agente indicó los números de los paquetes, que fueron interceptados. Ningún dato acumulado, ninguna escucha había dado la alerta.

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