Vladimir Smirnov, infortunio y falta de seguridad que derivaron en tragedia

Un filo de espada que se rompe, una máscara protectora porosa, y al final la punta del florete insertada en el cráneo: en una fracción de segundo el destino del campeón olímpico soviético Vladimir Smirnov dio un giro mortal en 1982, en un hecho trágico casi nunca visto en la competición.

A mediados del mes de julio de 1982, los campeonatos del mundo de esgrima se disputan en Roma. Sobre la pista, Vladimir Smirnov atrae la atención con su 1,84 metros de altura, su título de campeón olímpico logrado dos años antes en Moscú, campeonato del mundo conquistado en 1981 en Clermont-Ferrand (Francia).

Nativo de Roubijne en la región de Lougansk, al este de la actual Ucrania, logró también la plata olímpica por equipos en 1980 y el oro mundial por equipos en 1981. Su estilo elegante llamaba la atención del aficionado y de sus rivales.

"Vladimir... sus lecciones siempre me parecieron fantásticas. Todavía se pueden ver en youtube. La precisión, la elegancia, era un deportista extraordinario", explica a la AFP el alemán Matthias Behr, cuya espada causó involuntariamente la muerte a Smirnov en Roma.

Con 28 años, Smirnov estaba en el punto álgido de su carrera, aunque había dejado escapar el título individual en la capital italiana ante su compatriota Alexander Romankov.

"No era arrogante, era más bien tímido, reservado. No frío en el sentido de un agente del KGB. Romankov era algo más abierto, yo diría con un alma un poco más latina", recuerda para la AFP Philippe Omnes, un joven esgrimista francés de la época, que lograría el oro en los Juegos de Barcelona-1992.

El 19 de julio de aquel verano, la prueba de florete por equipos estaba en el programa, y ofrecía un duelo de lujo entre la Alemania Occidental, campeona olímpica en Montreal-1976, y la URSS, que llegaba con la vitola de campeona del mundo y subcampeona olímpica en Moscú.

Smirnov se enfrenta a Behr. Durante el combate, en un ataque simultáneo, el filo de la espada del alemán, campeón olímpico en 1976 junto al actual presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach, se rompe, atraviesa la máscara de su rival, y penetra por la cuenca del ojo hasta llegar a su cerebro.

"Yo soy el que se encontraba allí y cuyo filo se rompió", explica Behr, aún afectado por aquel trágico accidente del que han pasado 34 años.

Smirnov es trasladado de urgencia al hospital Gemelli de Roma e inducido al coma. La competición sigue su curso y los soviéticos, motivados, se llevan finalmente el título ante los franceses.

"No nos llegaba información sobre su estado de salud, era una lesión grave. Estábamos en un campeonato del mundo, era nuestra prueba. La final fue especial. Recuerdo el podio, se notaba la tristeza. Dedicaron la medalla y el brazalete de campeón del mundo a Vladimir Smirnov", rememora Philippe Omnes.

Smirnov falleció días después en el hospital de la capital de Italia.

Pero las medidas de seguridad para evitar nuevas tragedias tardaron aún unos años en implantarse.

Hizo falta otro nuevo incidente, el del francés Philippe Conscience en los mundiales de Barcelona en 1985, para que se diera un paso adelante en la seguridad en el deporte de la espada. Conscience pudo salvar su vida.

Mostrar comentarios