Barcelona, 12 jul.- El empresario Ramón Condal, nuevo presidente del RCD Espanyol, siempre ha tenido el sueño de convertirse en el máximo mandatario de la entidad blanquiazul pese a mostrar una lealtad absoluta a Daniel Sánchez Llibre en sus 14 años como dirigente del club catalán, una etapa que esta tarde ha llegado a su fin.
Este empresario catalán, de 73 años, vinculado al mundo de la alimentación con el imperio Condis, aterrizó en el Consejo de Administración el 12 de mayo de 1986, aunque ha salido del club en varias ocasiones por conflictos internos y cuestiones laborales. Pero desde su regreso en 2006, ha tenido más peso que nunca.
Ramón Condal, socio 424, es el segundo máximo accionista del Espanyol con el diez por ciento de las participaciones del club catalán. Su jugada maestra fue comprar, junto a Llibre, el paquete de José Manuel Lara Bosch, antiguo máximo accionista, en julio del 2009. Con este gesto, el entorno Dani ya no tenía ningún tipo de oposición.
La operación, que sorprendió a todos, remodeló totalmente el mapa de propietarios del club. Además de este movimiento, Condal ha sido clave en algunos fichajes para el primer equipo aportando su capital personal. Es el caso de los delanteros Pablo Daniel Osvaldo y Sergio García o el mediocentro Eduardo Costa.
Desde que Daniel Sánchez Llibre anunció oficialmente su adiós, algunas voces han criticado el relevo de Condal. Su edad, 73 años, fue uno de los principales caballos de batalla de los contrarios a su presidencia. De todas formas, el propio ex presidente ha apuntado en numerosas ocasiones que Condal "no será una marioneta".
Con las ideas claras, el nuevo presidente del Espanyol ha modificado el Consejo de Administración de la entidad. La línea es claramente continuista, pero Ramón Condal está cumpliendo un sueño y no piensa quedarse al margen. Diseñará y participará activamente para que el club de su vida pueda dar un salto de calidad.
Al contrario que Sánchez Llibre, Condal se ha mostrado siempre más distante con los socios. Aunque tampoco ha tenido necesidad, nunca se ha mostrado muy amigo de las cámaras, de los micrófonos, bolígrafos y libretas. La presidencia, al menos en apariencia, cambia de estilo pero la implicación y el sentimiento perico están intactos.
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