La etapa maratón da el triunfo a Ramos y el liderato a Zugasti

  • Una demoledora etapa maratón de 136 kilómetros entre Midlet y Gourrama ha situado como líder de la Titan Desert al español Ibon Zugasti (Pro Bike) y ofrecido un bálsamo de desquite al hispanohondureño Milton Ramos, vencedor de la etapa después de que la víspera se quedara sin subir al primer escalón del podio por una sanción de 15 minutos.

Carlos de Torres

Gourrama (Marruecos), 28 abr.- Una demoledora etapa maratón de 136 kilómetros entre Midlet y Gourrama ha situado como líder de la Titan Desert al español Ibon Zugasti (Pro Bike) y ofrecido un bálsamo de desquite al hispanohondureño Milton Ramos, vencedor de la etapa después de que la víspera se quedara sin subir al primer escalón del podio por una sanción de 15 minutos.

Zugasti, un debutante en la Titan, guipuzcoano de 42 años y "loco por la bicicleta", fue el protagonista junto a Ramos y el checo Ondrej Fojtik de una etapa de tremenda dureza en la que los corredores debían llevar "la casa" encima para pernoctar en el campamento de Gourrama, a 2000 metros de altitud, en haimas desprovistas de colchonetas, que también debían cargar junto a sus enseres personales y el saco de dormir.

Ejercicio de supervivencia, esta vez sin asistencia mecánica ni fisioterapeutas a la llegada, en la que Milton Ramos se quitó la espina de haberse visto "perjudicado" por la organización el día antes y logró imponerse en un esprínt entre 3 con un ligero acelerón final que le permitió alzar los brazos en 5h.33.53.

"Tenía ganas de sacarme la espina por la injusticia sufrida", dijo feliz Ramos en un paraje rodeado de montañas y de soledad, pues la densidad en el medio Atlas es caso inexistente.

También feliz Ibon Zugasti, nuevo maillot rojo, "algo que no esperaba" este ciclista de Leko, seguidor de la Real Sociedad y del Eibar, mentalizado para dejar el liderato muy pronto. No se lo esperaba el vasco, reciente ganador de la Vuelta a Ibiza de montaña, un profesional del entrenamiento, considerado "un loco por sus amigos", que un día cumplió el suelo de ser profesional en ruta fichando por el equipo paraguayo de Start.

Zugasti en la meta no hacía más que sonreír mientras llegaban con cuentagotas los más de 400 participantes, hoy con 12 horas de margen para llegar. "Soy el líder", repetía a los recientes exprofesionales, entre ellos, derretidos por el cansancio, Luis Pasamontes, Manuel Beltrán y Fran Pérez.

Tras el trío de cabeza llegó el italiano Marzio Deho, a más de 11 minutos, un reflejo de lo que pasó en carrera, en la que abundaron los retirados, casi 40, y algunos accidentes que hicieron trabajar al helicóptero de asistencia.

Las cosas cambian en la general. Zugasti saldrá de rojo en la tercera etapa, que cambiará la montaña por la distancia. Serán 146 kilómetros entre Gourrama y Boudnib. El checo Fojtik, uno de los grandes de la especialidad en su país, es segundo a 1.58, y "el zorro del desierto", como luce en una pegatina de su bicicleta, Milton Ramos, es tercero a 8.32.

Ramos se quita el peso del favorito, pero queda su territorio: las dunas del jueves, donde no tiene rival. "Estoy lejos del líder y es improbable que gane", dijo tras lamentar que la organización le quiera culpar "de matar a Kennedy".

Quizás la etapa más dura de la historia de la Titan Desert, según los más veteranos. El paso por el Cañón de Bourredine, a 30 kilómetros de la meta machacó al pelotón. Dos escapados, Tamayo y Betalú se fundieron en aquel pedregal encerrado entre dos enormes paredes. Ambos protagonizaron la escapada del día antes de ser absorbidos por los tres que se disputaron la victoria.

No faltó la anécdota del día. En la primera etapa fue la sanción al ganador por retroceder para coger un camino fuera del oficial, ahora los dos escapados en cabeza se fueron por un camino equivocado porque "un gracioso" cambió de sentido las flechas pintadas en un par de piedras. El coche del director de carrera fue a por ellos para que retrocedieran. Los encontró 2 kilómetros más allá.

El error involuntario no influyó en el desenlace de la etapa. Batalú acabó extenuado en la cuneta, se retiró. La culpa fue del cañón, lo peor de una temible que nunca acabó. El frío de la noche esperaba en el campamento. Otras prueba de supervivencia.

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