Cinco preguntas sobre la actuación del Gobierno y su responsabilidad en el caos

El decreto que modifica las condiciones de los controladores ha sido el detonante de la huelga encubierta de este colectivo. Sin embargo, el resto de la operativa que ya tenía preparada el Ejecutivo lleva a pensar que esperaba esta reacción.

Ante la situación de caos generada, que ha llevado a decretar el Estado de Alarma por primera vez en la democracia, surgen cinco preguntas que afectan directamente al Gobierno.

1-. ¿Por qué el Ejecutivo no ha modificado las condiciones de los controladores de manera ordenada? Las tensas negociaciones entre el colectivo de controladores y el Ministerio de Fomento se remontan a hace un año, lo cual lleva a pensar que estaban encalladas y, por tanto, que el Ejecutivo estaba abocado a tomar una decisión drástica. Sin embargo, ésta podría haberse hecho de manera ordenada, advirtiéndolo. Esto, probablemente, habría desembocado en un huelga, cuyas consecuencias, tradicionalmente, salpican negativamente al Ejecutivo. Ahora, en cambio, la inmensa mayoría de la opinión pública se ha posicionado en contra los controladores

2-. ¿Por qué el Gobierno no ha buscado un pacto de Estado para modificar todo el marco laboral de los controladores? Como se ha demostrado, el colectivo de controladores tiene el poder de paralizar gran parte del país. Por tanto, si están abusando de su posición, o cuentan con unas condiciones laborales realmente  excesivas, una vía pacífica habría sido buscar un Pacto de Estado o, al menos, el apoyo de la mayoría del Parlamento, para adoptar las medidas que, finalmente, se han aplicado por decreto inmediato. Esta búsqueda de apoyo político gana peso, sobre todo, cuando se recuerda que las negociaciones llevan un año encima de la mesa. El problema es que, probablemente, esto habría supuesto un desgaste del Gobierno ante la opinión pública y un nuevo escenario de ataques por parte del resto de partidos, que podrían haber utilizado esta polémica como otra vía para arremeter contra el Ejecutivo.

3-. ¿Sabía el Gobierno que los controladores iban a reaccionar con una huelga encubierta? Los hechos llevan a sospechar que, como mínimo, lo intuía, ya que al decreto que modifica las condiciones laborales de los controladores se sumaba el poder legal para que el Ejército tomara el mando y, así, poder someterles a la amenaza de un delito de sedición. También hace sospechar el hecho de que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, cancelara dos días antes su asistencia a la Cumbre Iberoamericana y que estuviese preparado todo el dispositivo para que el Rey pudiera sancionar el polémico decreto desde Argentina. Dicho de otro modo, parece que el Ejecutivo sospechaba que esto podía ocurrir, del mismo que era consciente de que se avecinaba una huelga si no conseguía desenmarañar las negociaciones con los controladores.

4-. ¿Puede un Gobierno modificar por decreto inmediato y con un Estado de Alarma las condiciones laborales de un colectivo? Más allá de si los controladores tienen unas condiciones laborales excesivas, la pregunta es si ésta es la vía para modificarlas, ya que se abre un peligroso precedente para el resto de trabajadores. ¿Qué ocurriría, por ejemplo, si mañana un Gobierno decidide, por la misma vía, y con carácter de aplicación inmediata, terminar con el régimen que permite a los funcionarios no ser despedidos con el argumento de que el resto de profesionales no tenemos esa ventaja?

5-. ¿Por qué el Gobierno no tenía preparado un dispositvo para ayudar a los viajeros afectados? Del mismo modo que, desde el punto de vista legal, el Ejecutivo parecía tener preparada toda la maquinaria por si se desataba una huelga encubierta, llama la atención que no se tuviera preparado un dispositivo inmediato para ayudar a los viajeros afectados. Éste se ha ido desarrollando conforme avanzaban los acontecimientos y sin cubrir a la inmensa mayoría de los afectados.