Sudáfrica, un "emergente" golpeado por las huelgas y la baja productividad

  • Sudáfrica, que celebra el próximo 7 de mayo sus quintas elecciones generales, es la primera economía del continente africano, junto a Nigeria, ante la que pierde terreno por el bajo crecimiento, las huelgas y la limitada productividad.

Marcel Gascón

Johannesburgo, 2 may.- Sudáfrica, que celebra el próximo 7 de mayo sus quintas elecciones generales, es la primera economía del continente africano, junto a Nigeria, ante la que pierde terreno por el bajo crecimiento, las huelgas y la limitada productividad.

"El pobre crecimiento económico es el problema más grande de la economía sudafricana", explica a Efe el economista Ian Cruickshanks, del prestigioso Instituto de Relaciones Raciales (IRR), con sede en Johannesburgo.

La economía sudafricana -que tiene a las finanzas, los servicios, la industria y la minería como sus principales sectores- sólo creció en 2012 un 2,5 por ciento, porcentaje muy bajo en comparación con el crecimiento de sus pares en el grupo de países emergentes BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).

Cruickshanks destaca también la falta de un "crecimiento sólido" de la economía nacional, y cita la inestabilidad laboral como una de las primeras causas.

Si un acuerdo de última hora no lo remedia, Sudáfrica irá a las urnas con la huelga más larga de su historia -lleva ya cerca de tres meses- en marcha en la poderosa industria minera del platino, en el que los más de 70.000 afiliados del sindicato AMCU piden un aumento del sueldo mínimo.

Según cálculos del Tesoro sudafricano, las frecuentes huelgas -que provocan en el país la pérdida de una media de 3,4 millones de jornadas laborales cada año- le costaron al país medio punto de crecimiento económico en 2012, lo que supone millones de dólares perdidos cada día por el Estado y los inversores internacionales.

Los paros están espoleados por los bajos salarios y la gran brecha social entre las clases bajas -cerca de un tercio de los sudafricanos vive por debajo del umbral, de la pobreza- y los más favorecidos, y desalientan la inversión extranjera y la iniciativa privada local.

"Las demandas de los sindicatos no vienen ligadas a un incremento de la productividad de los trabajadores", señala Cruickshanks, que recuerda que la mayor parte de la fuerza laboral sudafricana ni tiene formación ni es cualificada.

La formación de trabajadores cualificados sería la solución para romper el círculo, pero docentes y economistas contactados con Efe coinciden en lamentar el estado deficiente de la educación y que el Gobierno no apueste por escuelas profesionales que permitirían elevar la calidad y las condiciones de la mano de obra del país.

Este acento en la formación profesional, apunta Cruickshanks, serviría también para permitir a más jóvenes empezar sus propios negocios y aliviar los graves problemas de desempleo, especialmente juvenil, que vive el país.

Aunque la tasa oficial de paro se sitúa en el 25 por ciento, los analistas elevan el número real de desempleados a más del 40 por ciento de la población, ya que las estadísticas oficiales cuentan como empleados a los muchos sudafricanos que desempeñan trabajos menores de subsistencia.

La indiscutible victoria del gubernamental Congreso Nacional Africano (CNA) y el triunfo de su líder y actual presidente, Jacob Zuma, en las elecciones generales del 7 de mayo hace improbables grandes cambios en el rumbo económico del país en los próximos años.

Sin embargo, el esperado crecimiento electoral de los opositores de centro de la Alianza Democrática (DA) -primer partido de la oposición y visto con buenos ojos por la mayor parte de la comunidad empresarial- podría radicalizar, en busca de apoyos perdidos, a un CNA que puede perder votos, lastrado por escándalos de corrupción.

Además, la esperada entrada en el Parlamento del populista de izquierdas Julius Malema -partidario de la nacionalización de sectores estratégicos y la redistribución de la tierra-, es susceptible de provocar un mayor énfasis del partido gubernamental en el control estatal de la economía que le acerque a sus bases.

También influyen en la política económica del partido oficialista la presencia de los sindicatos y el Partido Comunista (PC) en la histórica coalición con la que el CNA, en el poder desde la caída en 1994 del régimen de segregación racial del "apartheid", impuesto hasta entonces por la minoría blanca.

Los sindicatos y el PC hacen que las políticas de calado socialista sean siempre una variable a tener en cuenta en el Gobierno, para inquietud de los inversores extranjeros que necesita el país austral.

Veinte años después del "apartheid", Sudáfrica es, según del Banco Mundial, una de las sociedades más desiguales del mundo.

De hecho, la minoría blanca aún aventaja ampliamente a la mayoría negra en materia de bienestar económico y social.

Mostrar comentarios