La tranquilidad con la que el Gobierno está tratando el fuerte incremento de los contagios en la costa y las zonas turísticas españolas choca con la preocupación que se extiende entre los empresarios del sector, sobre todo en cadenas hoteleras, turoperadores y líneas aéreas, que ven en esa progresión del virus un riesgo de que los gobiernos de Reino Unido y Alemania tomen medidas restrictivas sobre el movimiento de sus turistas a medida que empeore la situación, hasta el punto de que se pierda el mes de agosto, algo que sería un varapalo muy fuerte para el sector en plena temporada. La ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, ha reiterado este mismo lunes que todavía estamos a tiempo de que lleguen a España la mitad de los turistas extranjeros que en las campañas más altas, es decir, unos 40 millones de visitantes, mientras que en el sector cruzan los dedos pendientes de la evolución de los contagios en las dos próximas semanas, que pueden ser claves para que se tomen (o no) medidas restrictivas en los grandes mercados de origen y la campaña de la recuperación se vaya al traste.
El aumento de la incidencia en casi todas las CCAA por encima de los 200 casos -hace dos semanas eran menos de 100-, con predominancia de la variante Delta del virus, que se propaga más rápidamente, es lo que más preocupa en el sector a la vista de que el mercado alemán acaba de cerrarse para los vecinos de Portugal por llegar a un 60% de contagios por esta variante. Las autoridades sanitarias españolas están realizando ahora los cálculos sobre el impacto de ese tipo de virus procedente de India, en un compás de espera que está causando ya una gran incertidumbre en el sector, justo cuando las aerolíneas y los operadores del sector estaban ampliado vuelos y rutas ante las expectativas creadas por la llegada de alemanes.
En esa misma línea, algunos de los empresarios consultados por La Información en ese tipo de empresas y el sector hotelero miran de reojo la revisión del caso español que debe hacer Reino Unido a finales de este mes, con el riesgo de que ponga a Baleares y las zonas clave de la Península en la lista ‘ámbar’, lo que supone la posibilidad de sufrir de nuevo cuarentenas y unas restricciones que pueden echar por tierra al primer mercado del turismo español, el británico, justo cuando en su propio país están abriendo todas las limitaciones.
Con las miras puestas en el impacto que se puede producir una posible quinta ola entre alemanes e ingleses, las voces de alarma del sector turístico se incrementan, conscientes de que todo el problema viene de la proliferación de los viajes de estudios y la apertura del ocio nocturno, interior y exterior, en las zonas más turísticas del país y las grandes capitales. El propio responsable de la pandemia en España, Fernando Simón, reconocía este lunes al presentar los datos del fin de semana y el incremento de contagios que, si la situación seguía avanzando de esa manera, se podría llegar a contagiar a personas en las que la inmunidad de la vacuna no haya hecho todavía el efecto necesario. Pese a reconocer que eso es solo una posibilidad y al hilo del planteamiento del Gobierno, Simón no se ha mostrado todavía partidario de endurecer las medidas de control a nivel estatal, más allá de lo que hasta ahora están haciendo las CCAA.
El Gobierno se centra en los fondos
La posibilidad cada vez más cierta de que se genere una quinta ola de coronavirus a partir de la propagación en las zonas costeras y algunas capitales no parece inquietar al Gobierno central, más preocupado en este momento por la gestión de los fondos millonarios de la UE para apuntalar la recuperación de la economía española en los dos próximos ejercicios, según señalan varias fuentes cercanas al Ejecutivo y conocedoras de la situación. Desde Moncloa se confía en la buena marcha de la vacunación para hacer frente a los rebrotes masivos en edades más jóvenes que se están produciendo por toda España, y se deja en manos de las comunidades autónomas la toma de cualquier medida restrictiva que sea necesaria.
Las medidas de vigilancia y la contabilización de los datos diarios que realiza el Ministerio de Sanidad, coordinado con todas las autonomías, son suficientes para el Gobierno, siempre y cuando no se descontrole el número de fallecidos (sobre todo si hay jóvenes) ni se produzca una mayor presión sobre las camas ocupadas en los hospitales y la ocupación de las unidades UCI, que no aumentan por el momento de forma significativa. Aunque la incidencia se haya disparado en la mayor parte de las autonomías, se trata de nuevos afectados con una edad media de entre 30 y 35 años, que son capaces de soportar sin problemas la situación, prácticamente como si fuera una gripe.
Con ese escenario, una vez superado el trámite de los indultos y planteada la reforma inicial de las pensiones, desde el Ejecutivo se centran ahora en desenmarañar el enredo de los fondos europeos, de las que ya se han repartido más de 4.000 millones antes del verano, con el objetivo de completar un montante de 25.000 millones al final de este primer ejercicio de la recuperación. La gestión de los fondos ha desatado una avalancha de proyectos en sectores como la automoción, la inteligencia artificial o las energías renovables y todos los ministerios económicos se han puesto manos a la obra para ordenar la adjudicación de proyectos en torno a los PERTE aprobados y evitar cuellos de botella, señalan fuentes cercanas al Ministerio de Economía.
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