El nuevo primer ministro irlandés promete una nueva era de esperanza

  • Dublín.- El primer ministro irlandés, el conservador Enda Kenny, del Fine Gael (FG), aseguró que su elección hoy como líder de un Gobierno de coalición con el Partido Laborista marca el comienzo de una nueva era de "esperanza" para el país.

El nuevo primer ministro irlandés promete una nueva era de esperanza
El nuevo primer ministro irlandés promete una nueva era de esperanza

Dublín.- El primer ministro irlandés, el conservador Enda Kenny, del Fine Gael (FG), aseguró que su elección hoy como líder de un Gobierno de coalición con el Partido Laborista marca el comienzo de una nueva era de "esperanza" para el país.

Así lo entendió también la mayoría del Parlamento nacional (Dáil), que lo ratificó como "Taoiseach" con 117 votos a favor, 22 abstenciones y solo 22 en contra, una cifra récord en la Cámara Baja de Dublín.

Su decisión es el reflejo de un electorado que acudió en masa a las urnas el pasado 25 de febrero para castigar al gobernante Fianna Fáil (FF), en el poder desde 1997, y dejar claro su deseo de cambio a través de un Ejecutivo de unidad nacional.

Y lo volvieron a demostrar hoy, cuando decenas de personas se congregaron ante las puertas del Dáil para ser testigos de un acontecimiento histórico, el deseado fin de una era y el comienzo de otra.

Visiblemente emocionado, al borde del llanto, Kenny, el único candidato propuesto por el Dáil, agradeció el apoyo de los diputados y prometió que su Gobierno siempre le dirá a los irlandeses la verdad, "sin importar lo dura que ésta sea".

"Creo que la vieja manera de hacer política nos ha hecho daño, no solo económicamente sino también emocional y psicológicamente. Nuestro programa de gobierno es verdaderamente radical", señaló el dirigente democristiano, quien fue despedido con una ovación cerrada.

Los retos del Ejecutivo de coalición entre conservadores y laboristas son enormes, no tanto por sus aparentes diferencias ideológicas como por el poco margen de maniobra que tendrá para hacer frente a la grave crisis económica.

Entre sus grandes objetivos destaca la intención de renegociar los términos del rescate financiero a este país por parte de la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), en especial, el interés del 5,8 % impuesto para la devolución del préstamo, valorado en 85.000 millones de euros.

No obstante, durante los próximos meses, años quizá, Dublín deberá continuar aplicando, con pequeñas modificaciones, el paquete de reformas pactadas por el Gobierno saliente con esos dos organismos, que prevé subidas de los impuestos, reducción del gasto social y recortes masivos en el sector público.

Después de recibir en la residencia de la presidenta irlandesa, Mary McAleese, permiso oficial para gobernar, Kenny anunció en el Dáil la composición del Ejecutivo, que incluye a nueve ministros del FG y seis laboristas.

Destaca el papel del líder laborista, Eamon Gilmore, quien ocupará el puesto de "Tánaiste" (viceprimer ministro) y las carteras de Asuntos Exteriores y de Comercio, una decisión encaminada a reforzar la misión diplomática de Kenny en el exterior de cara a la citada renegociación.

Los conservadores controlarán los departamentos de Finanzas; Industria, Trabajo e Innovación; Sanidad; Medioambiente, Comunidad y Gobierno Local; Transporte, Turismo y Deporte; Justicia, Igualdad y Defensa; Agricultura, Pesca y Alimentación; Infancia; y Artes, Patrimonio y Asuntos Gaélicos.

Los laboristas se harán cargo de las carteras de Educación y Formación; Protección Social; Comunicaciones, Energía y Recursos Naturales; y Gasto Público y Reforma del Sector Público.

Una de las novedades es que el titular de Finanzas, Michael Noonan, y el de Gasto Público y Reforma del Sector Público, Brendan Howlin, formarán parte, junto a otros dos miembros de cada partido, de una especie de "Consejo Económico" dentro del gabinete de Gobierno.

Éste tendrá poderes absolutos para marcar la dirección de la política económica nacional, razón por la que los medios irlandeses lo califican ya de "súper ministerio" de Economía.

Kenny y Gilmore tienen ante sí una montaña de problemas económicos por resolver, pero también se han comprometido a reformar un sistema político carente de credibilidad tras los excesos cometidos por los banqueros y constructores durante los años del "Tigre Celta", que han dejado al país al borde de la bancarrota.

Ambos prevén reducir el tamaño de la Cámara Baja, lo que afectará también a los salarios, gastos y dietas de los diputados, y convocar en el futuro un referéndum sobre la abolición del Senado.

Javier Aja

Mostrar comentarios