Autonómicas en clave nacional

Sánchez y Casado velan armas para rehacer su estrategia tras Castilla y León

El PP levantó demasiadas expectativas mientras a los socialistas ahora les vale cualquier resultado malo de Mañueco y aprovecharán cualquier alianza con Vox para cargar contra su giro hacia la extrema derecha.

Cierre campaña PP CyL
Sánchez y Casado velan armas parEua rehacer su estrategia tras Castilla y León.
Europa Press. A Mingueza.

Llegó la hora de la verdad. Pero pocos tienen claro cuál va a ser esa gran verdad que reúne en las urnas de Castilla y León a dos millones y medio de habitantes en un inmenso espacio de 94.000 kilómetros cuadrados. Lo que sí está más claro es que nada es lo que parece desde el punto de vista político, lo que en teoría vemos todos -unas elecciones autonómicas- son en realidad otra cosa distinta: hoy asistimos a una prueba de estrés sobre cuestiones de política nacional, no regional, en la que los líderes principales como Pedro Sánchez o Pablo Casado se juegan buena parte de su futuro electoral.

Lo que pase en Castilla y León afectará directamente a lo que suceda en las elecciones nacionales. Los únicos comicios con entidad propia son las comunidades lingüísticas -Cataluña, Galicia, País Vasco- con el añadido de Andalucía, dado su tamaño y peculiaridad. Todo lo demás, se cuece en ese puchero nacional que no para de hervir constantemente en las encuestas, y aunque en apariencia todos miren a los candidatos autonómicos: Mañueco, Tudanca, Igea… de reojo los protagonistas principales son Casado y Sánchez.

Este 14 de febrero, día de San Valentín, puede que el amor no llegue por la puerta grande en la sede del PP, o al menos no llegue tanto como se esperaban hace un mes y medio Mañueco y los jefes de Madrid, cuando decidieron romper su acuerdo de gobierno con Ciudadanos, quince meses antes de lo previsto, para convocar elecciones anticipadas con la extraña excusa de la pérdida de confianza con su aliado. Cuando el amor llega de esta manera tan desafortunada, a diferencia de lo que canta Julio Iglesias, siempre hay alguien que tiene la culpa, aunque ese alguien disimule o intente cargarle el muerto a otro chivo expiatorio. Las primeras encuestas empezaron dándole al PP un resultado de ensueño, 39 diputados, incluso algunos hablaban de 40. La mayoría absoluta en Castilla y León es de 41 procuradores, o sea, el optimismo arrancó por todo lo alto, algo no del todo bueno si luego no sabes mantener el tipo y tu motor empieza a flaquear más de la cuenta. Ahora, los optimistas ya sacan las rebajas y le dan a los populares, en su encuesta ideal, no más de 34 escaños.

Reducir esa horquilla de votos (32-35), aún siendo un buen resultado dados los números actuales del PP (29), se queda con una cierta decepción por varios motivos. El primero, no aprovechan el previsible batacazo de Cs con Igea, que tiene ahora 13 procuradores y se prevé que llegue solo a 1-2 como máximo. Esos 11 futuros escaños restantes ¿quién se los lleva? Cinco o seis podrán ir al PP, pero los otros 8 serán para Vox, previsiblemente el gran beneficiado de este domingo. El partido de Abascal hoy sólo tiene 1 escaño y en algunas encuestas le dan entre 9-12, una subida fulminante que no sólo rascará votos de Cs sino de otras fuerzas y del PSOE, que en la actualidad tiene 35, y frenará la subida optimista del PP. En Génova querían gobernar en solitario en CyL siguiendo el efecto Ayuso, incluso alargándolo luego en Andalucía con Juanma Moreno, y hoy por hoy están arrepintiéndose con ese experimento algo fallido. Ayuso es mucha Ayuso pero el partido debe ofrecer algo más que una fórmula importada y no renovada que consiga entusiasmar a los votantes. Además, no puedes un día tapar a Ayuso para que no te haga sombra, y después intentar venderla como gran estrella hasta en la sopa, quizá con la mala intención de quemarla y echarle la culpa.

El reto del PSOE

Así las cosas, veamos ahora cómo se lo montan los del PSOE. De entrada advertir que por mucho que Pedro Sánchez anule sus actos en Toledo y se apunte de repente a la campaña castellanoleonesa porque las encuestas dicen que los socialistas están mejorando las expectativas, es muy difícil -casi imposible- un cambio de ciclo. Es cierto que en las últimas elecciones en Castilla y León fueron ellos los que ganaron en 2019 con los mencionados 35 escaños. Sin embargo, el problema viene por la falta de apoyos, el PSOE no puede ganar por sí mismo, necesita la ayuda de sus socios de extrema izquierda, Unidas Podemos, que tienen en la actualidad 1 solo escaño, y las encuestas le dan 3-4 en el mejor de los casos. Sería un acontecimiento que el PSOE de Tudanca alcanzara reunir apoyos para alcanzar los 41 escaños.

Al menos deben intentarlo, según los socialistas hay que minimizar el posible triunfo del PP que vendrá descafeinado por su mala campaña y sus “malos” resultados, que siendo buenos pueden parecer “flojos” ante la opinión pública. Y segundo, habrá que ver cómo consigue y a qué precio pactar con la extrema derecha de Vox. Ese será el doble filo, la estrategia asustadiza que utilizará Sánchez y el PSOE para iniciar la campaña de desprestigio que formen en Castilla y León la posible alianza PP-Vox. Hasta la fecha el partido de Abascal siempre ha apoyado a los populares, pero nunca ha entrado en coalición con ellos, en esta ocasión todo apunta, según lo dicho por Vox, que hay ganas de probar el poder aunque sea en compañía de sus “necesarios enemigos”.

Hasta el rabo todo es toro, gran tópico pero muy cierto. De ahí, que de la misma forma que el PP se equivocó lanzando las campanas al vuelo, el miedo escénico pueda ahora motivar a su electorado que ya no ve con tanta placidez estas elecciones. La angustia a que tu partido no gane puede ser un estímulo para motivar y conseguir que los votantes cómodos y perezosos se retraten en las urnas. Sin embargo, si los resultados no acompañan, y Vox acaba haciendo el papel de Cs, el ridículo del PP puede ser mayúsculo al abandonar un socio de centro derecha para entregarse a otro de extrema derecha. Hasta Sánchez da por buena esa posibilidad de que Vox se convierta en el brazo necesario del PP, sería la coartada perfecta para el PSOE de lanzar la imagen de que la ultraderecha ya está aquí gobernando.

La oportunidad de Vox

Y ya que los verdes serán con probabilidad los vencedores morales, por qué no reflexionamos acerca de su papel político. ¿Qué ha hecho Vox para tener tan buen resultado? Aunque sea de manera elemental, vemos como los de Santiago Abascal viven a rebufo de lo que no hace con claridad o hace mal el PP, son como la advertencia sin complejos y sin riesgos de los populares. Pero no es un partido que proponga o advierta las soluciones idóneas que nos depara y exige la sociedad, al menos por ahora. Su futuro es permanecer en un más allá algo pretérito, en la negatividad de los demás, por eso sería imprescindible verles actuar en primera persona (o en segunda) para comprobar qué tal bailan en el difícil arte de tomar decisiones.

La gente de extrema derecha o de extrema izquierda, los populismo en general se superponen y se mezclan con gran versatilidad, no son mayoritarios en España, y no es una crítica sino un dato a tener en cuenta. Y si este domingo el gran vencedor aunque no gane es Vox, no será por su candidato -Juan García Gallardo-, ni por su programa, ni por sus aportaciones, ni por sus propuestas atrevidas, será porque los rivales, el PP, comenten errores mucho mayores y no son capaces de hacer bien su trabajo, o al menos de aplicar el sentido común. Veremos hasta donde llega Vox, pero sin olvidar ni ignorar que el resultado final nos llevará irremediablemente a Casado o a Sánchez. Son cosas de la política nacional.

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