Con fondos europeos

Industria solo recibió 19 proyectos para impulsar los microchips en nuestro país

La mitad de estos procedieron de Madrid y Barcelona. Desde el Ministerio justifican el escaso número a que el sector de los semiconductores se ha ido moviendo desde los noventa de Europa al sudeste asiático.

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Industria solo recibió 19 proyectos para impulsar los microchips en nuestro país.
Europa Press

Hace dos semanas se presentó el 'Perte Chip'. Se trata de uno de los proyectos más ambiciosos del Ejecutivo, dotado con la mayor cantidad de recursos de los fondos: más de 12.000 millones de euros. Pese a ello, esta movilización monetaria no ha ido acompañada de una respuesta del tejido empresarial español que, por falta de recursos o de conocimiento, apenas acudió a la última llamada del Ministerio de Industria, dirigido por Reyes Maroto, para participar en la segunda iniciativa IPCEI (que son como los Pertes europeos) en el ámbito de la microelectrónica y, en concreto, en los procesadores y la conectividad.

La ingente cantidad aprobada en verano de 2020 por la Comisión Europea para dar respuesta a la crisis desatada por la Covid supuso para España una oportunidad única: recibiría 140.000 millones de euros. Aunque, pronto, se conocería la letra pequeña: la mitad de esta cantidad sería en forma de préstamo -y sujeto a reformas- y había un reto por delante acerca de cómo movilizar todos estos millones. Así, el Gobierno apostó por una serie de instrumentos para canalizarlos en la economía real: convocatorias para licitaciones, subvenciones y ayudas, grandes proyectos estratégicos (Pertes) y manifestaciones de interés (consultas realizadas por los diferentes ministerios para analizar posibles ámbitos de actuación). Fue en este último, donde el ministerio de Maroto constató en primera persona la poca participación del sector: se presentaron solo 19 proyectos, concentrados en su mayor parte en Cataluña (6) y Madrid (5).

El objetivo del proyecto era, según sostiene el Ministerio, "reforzar la industria electrónica europea, centrándose en el ecosistema de diseño, las capacidades de la cadena de suministro y el primer despliegue industrial de las tecnologías de semiconductores avanzados, incluida la ampliación hacia tecnologías de proceso de vanguardia para los chips de los procesadores".

El escenario contrasta mucho si atendemos a otros proyectos que se presentaron en otros ámbitos. Como, por ejemplo, la movilidad eléctrica (539 propuestas); la conectividad digital, impulso de la ciberseguridad y despliegue 5G  (145 propuestas), el fomento de la economía circular en el ámbito de la empresa (1.224 proyectos), el despliegue de la energía renovable (más de 1.000), el transporte sostenible y digital (389), los mecanismos para la integración de la Inteligencia Artificial (457), la transformación del transporte urbano y metropolitano (810 propuestas) o rehabilitación de edificios públicos (3.152 proyectos), entre otros.

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Industria solo recibió 19 proyectos para impulsar los microchips en nuestro país.

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Fuentes del Ministerio de Industria explican a La Información las razones de por qué el número de proyectos presentados ha sido tan escaso comparado con otros sectores. "La participación ha sido más baja porque se concentraron algunos proyectos y porque el sector de los semiconductores desde los años 90 en Europa se ha ido moviendo al sudeste asiático". 

El impulso de los semiconductores depende de más ministerios, entre ellos el de Economía, liderado por Nadia Calviño. Precisamente, la vicepresidenta llegó tarde en su intento de convencer a la empresa norteamericana Intel (una de las grandes compañías de semiconductores del mundo) para situar a España como el eje de producción de los chips de Europa. Así, esta eligió hace ya mes y medio a Alemania como el lugar donde levantar su gran centro integrado de chips (donde se llevará a cabo toda la cadena de valor) por 17.000 millones de euros y a Francia como el territorio donde desarrollar su 'hub' de diseño de semiconductores. Una realidad que difiere mucho de la porción que ha recibido España, con la inversión de 200 millones en un laboratorio de diseño de chips en Barcelona.

Uno de los grandes retos que tiene el Gobierno es penetrar en el sector de los semiconductores, caracterizado por ser un mercado con unas barreras de entrada muy altas debido a que la cuota está muy concentrada en compañías de unos pocos países (Corea del Sur, EEUU, Taiwán, Japón y China ) y, además, existe falta de información perfecta. Dos condiciones que limitan el poder de actuación del Gobierno de España en su intento de impulsar los microchips en nuestro país.

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