La lucha por el poder en el PP se centra en Sánchez para no destruirse entre ellos

  • Dan un giro para evitar aumentar los ataques entre los candidatos y se centran en la labor del presidente para ganar adeptos entre sus filas.
El uso del helicóptero de Pedro Sánchez y su política de gestos y fotos en el centro del debate en la campaña del PP
El uso del helicóptero de Pedro Sánchez y su política de gestos y fotos en el centro del debate en la campaña del PP
El uso del helicóptero de Pedro Sánchez y su política de gestos y fotos en el centro del debate en la campaña del PP
El uso del helicóptero de Pedro Sánchez y su política de gestos y fotos en el centro del debate en la campaña del PP. /EFE

La lucha por el poder en el PP da un giro y se desvía con un solo objetivo: Pedro Sánchez, sus gestos con sus aliados y su política de imagen. Es la manera de ganar adeptos y de evitar la destrucción entre los candidatos. Toca tregua, aunque pocos esperan que dure hasta el final. No es momento para poner en evidencia a las figuras del partido, aunque luchen por el liderazgo. Los golpes en el PP han sido continuos en los últimos tiempos y las heridas aún sangran. 

Primero fue el impacto de que Rajoy fuera descabalgado por primera vez en la democracia en una moción de censura. El segundo shock fue asumir su final en un restaurante y que las últimas imágenes en el Congreso fueran un bolso sentado en lugar del presidente. El tercer cataclismo fue que Feijóo, aterrorizado por los dossieres subterráneos que circulan hoy por doquier en la política y que acabaron con Cristina Cifuentes, dijera no a liderar el partido ante el temor de que convirtieran su candidatura triunfal en un infierno personal.

Con todas estas cicatrices, el PP intenta encontrar su rumbo. Y no lo tiene fácil, con los casos de corrupción aún en el retrovisor y un Sánchez que ha logrado un gran impacto social con su gabinete de mujeres, más brillante de lo que muchos nunca llegaron a pensar. Todo ello con Rivera como el nuevo referente del centro derecha ondeando banderas que antes fueron del PP: unidad de España, defensa de las víctimas del terrorismo, igualdad territorial, lucha contra el nacionalismo, liberalismo económico...

Todos estos factores han provocado una campaña para liderar el PP en la que Sánchez parece ser el rival (y no el resto de los candidatos) y que se 'podemiza' por momentos en un intento de ser más 2.0, de acercarse a la gente con mensaje más directos en busca de titulares.

El caso más evidente de que el presidente está en el punto de mira es la batería de preguntas que llegará este lunes al Congreso para ser contestadas por escrito,  y que se centrarán en las fotos de Sánchez desde la Moncloa. El PP ataca sin piedad el uso del helicóptero por parte del líder del Ejecutivo para un trayecto de 25 kilómetros, sus fotos con gafas de sol en el avión mientras trataba asuntos de Estado. "¿En algún momento sopesó el presidente viajar por carretera en coche oficial, teniendo en cuenta además que los domingos a esas horas no existen problemas de tráfico?", es una de las cuestiones centradas en el vuelo.

El PP remata su interrogatorio preguntando a Sánchez si las gafas que luce en las fotos que publicita La Moncloa son o no graduadas, dado que está "revisando dentro del avión unos documentos con gafas oscuras de sol puestas". Preguntas que recuerdan al Pablo Iglesias que quiso asaltar los cielos.

Pedro Sánchez avanzó que volaba a Bruselas "para defender la Europa de los derechos sociales y luchar contra la xenofobia" (@desdelamoncloa)
Pedro Sánchez con sus gafas de sol." (@desdelamoncloa).

Un ataque frontal que retrotrae al concepto casta de Podemos y que critica frontalmente una política considerada de marketing, aunque las críticas también lo sean. No en vano, los problemas del país están lejos de helicópteros, gafas o paseos en pantalones cortos por la Moncloa. Cierto que en el PSOE también se ha llamado a la prudencia ante una estrategia de imagen que se considera demasiado agresiva. El PP cree que este enfoque puede dar frutos y erosionar a los socialistas. Es otro modo de centrar el foco en el rival y no entre los candidatos, aunque la tensión entre ellos suba mientras pasan los días y todo indique que llegará a más, para espanto de los veteranos del Génova, que temen una batalla campal que rompa al partido. Las líneas maestras de cada candidato para ganar parecen, no obstante, perfilarse.

Soraya, bromista, afilada...y tuitera

Soraya parece la más afilada y dura en una campaña en la que los candidatos apuestas por las redes con mucho vídeo, mensajes de facebook, al estilo Obama. Un nuevo cambio en este PP 2.0. La exvicepresidenta, por ejemplo, ha atacado a Sánchez a través de twitter sin contemplaciones. "Al ritmo que @sanchezcastejon va pagando los cheques a los que le regalaron el gobierno, no tardaremos en ver los destrozos del gobierno Sanchezstein", al que califica como un presidente que "hace política carcelaria con los independentistas de Bildu y la televisión pública con Pablo Iglesias".

Un nuevo término este, Sanchezstein con el que parece que se va a referir a partir de ahora en más de una ocasión al hablar del presidente.  No solo eso, Soraya, en un tono muy coloquial ha repetido hoy que se siente "como Chenoa, porque cuando él va, yo ya vuelvo de allí" y que el PP "no busca un líder que quede bien en tele y luego buscamos a quien le acompañe".

Pedro Sánchez con sus polémicas gafas de sol
Pedro Sánchez con sus polémicas gafas de sol.(@desdelamoncloa).

Cospedal, contra la corrupción, no quiere ser C's

Cospedal, consciente de que su pago en diferido a Bárcenas y su defensa del partido con Rajoy le puede pasar factura como cara renovadora ha sido más contundente que nunca lo fue con la corrupción. "Hemos tenido gente que ha robado; hay que perseguir, expulsar y denunciar al corrupto, porque el PP no es eso. Hay que condenar al corrupto y defender al inocente, aunque a veces le partan la cara a una, hay que defender a los buenos, que son la inmensa mayoría de la gente del PP", ha manifestado.

La secretaria general del partido, sin embargo, se distancia de Casado obviando a Ciudadanos, "no nos podemos convertir en su fotocopia, ellos son un partido de televisión, nosotros somos un partido de gente, de militantes, somos el original, y si somos un partido fiel a sus ideales, porque un partido tiene que tener ideología, ganaremos las elecciones" ha señalado, queriendo ser la defensora de las esencias del PP. 

Casado se ve como el 'Rivera' del PP

Por su parte, Pablo Casado ha vuelto a insistir en la bandera de que él representa la renovación. Se ve, aunque no lo diga, como el Rivera del PP. "Soy el candidato que más preocupa a Ciudadanos y a la izquierda porque hablo claro, sin complejos", es uno de sus mantras, mientras que su proyecto dista poco del de la formación naranja. A saber, libertad, defensa de la familia, de la unidad de España (la bandera española siempre está presente en sus vídeos en las redes), apoyo a las víctimas del terrorismo y honestidad. "Garantizo que pase lo que pase si yo gano, nadie pierde. En mi candidatura caben el resto, y podemos salir más fortalecidos, este partido es el de todos, no solo de una parte". El discurso de aunar semejanzas y no profundizar en las diferencias... muy de Albert.

En lo que sí coinciden todos es en una idea: preservar la unidad. No parece fácil y lo será menos cuando las votaciones se acerquen. Soraya y Cospedal, enemigas íntimas, no podrán convencer de lo contrario. En lo que sí van a coincidir ambas es en defender que ellas representan mejor que nadie el espíritu del 8M, ya que aspiran a la presidencia del PP y del Gobierno, no solo a ser ministras, una barrera que ya superaron. Guste o no, el feminismo no deja de ser otra de las banderas de Podemos y del PSOE.

Los candidatos también han decidido en bloque centrar sus ataques contra los gestos de Sánchez hacia sus aliados, en los casos de El Valle de los Caídos o RTVE. Lo dicho, una campaña muy al estilo de Podemos que tiene al presidente como el enemigo a batir... hasta que los candidatos empiecen la batalla entre ellos a cara de perro.

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