"No se contempla como agencia estatal"

Las conexiones entre el CNI y el Ibex 35: de la desconfianza a los fichajes estrella

Un informe del actual general jefe del Servicio de Información de la Guardia Civil asegura que las empresas españolas en el exterior se sienten más cómodas con los embajadores que con los servicios secretos.

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Las conexiones entre el CNI y el Ibex 35: de la desconfianza a los fichajes estrella.
Europa Press

Paz Esteban, la primera directora del Centro Nacional de Inteligencia, trata durante estos días de sortear las críticas que se vierten sobre su centro. Desde el año 2009, cuando tuvo que dimitir el director del CNI Alberto Saiz, la agencia no vivía una crisis igual. Los ataques de los partidos de la oposición, poniendo en duda la legalidad de las prácticas del centro, dejan la imagen de España dañada en el extranjero. Y esto último se suele traducir, casi siempre, en un perjuicio para las inversiones extranjeras (tanto de nuestro país en el exterior como de otras compañías globales hacia España). Así, la relación que han mantenido las grandes compañías españolas con el CNI se ha caracterizado en estas últimas décadas por una mezcla incoherente de desconfianza y, al mismo tiempo, de apuesta por su capital humano.

Así, en un informe del año 2016 del Ministerio de Defensa, llamado 'Inteligencia. Un enfoque integral', el general de División Valentín Díaz Blanco -que en ese momento ostentaba el cargo de coronel- escribió junto con otros miembros del Ejército un estudio donde se analizó las relaciones que tenía el sector empresarial de nuestro país en el extranjero con el CNI. En dicha investigación, se reconoce que la Presidencia (en esa época bajo el mando de Mariano Rajoy) busca mantener "un contacto continuo" con las compañías españolas con fuertes inversiones en el exterior. Un objetivo que muchas veces se vuelve complejo ya que, según argumenta el general, "los canales de comunicación del CNI con empresas y diferentes actores económicos españoles parecen bastante exiguos".

Esta realidad que vive la agencia adscrita al Ministerio de Defensa no la sufren otros ministerios. "La situación es algo diferente respecto al Ministerio de Asuntos Exteriores, con una mayor tradición en suministrar este tipo de información y que cuenta para esto con estructuras como la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales. Parece que los representantes de las empresas españolas en el exterior se sienten más cómodos relacionándose con los embajadores que con las antenas del CNI. La relación óptima, muy pocas veces encontrada, es la de una empresa española con un buen trato con el embajador y de este con el CNI, estableciéndose una adecuada distribución de competencias entre uno y otro".

En el mismo informe, Díaz Blanco detalla las razones de la frágil relación de las grandes compañías del país con el centro de Inteligencia. "Las empresas españolas no se fían excesivamente del CNI por dos grandes motivos: no confían en aquellos a quienes no pagan, cosa que sí sucede con las consultoras con las que trabajan y, en segundo lugar, aunque va cambiando esta percepción, porque el CNI sigue teniendo para ellos la imagen de un servicio de espionaje y no es contemplado como una agencia estatal más cuyo trabajo pudiera ser de interés para las inversiones españolas en el extranjero". Aunque matiza que "cuando a las empresas españolas en el exterior les surgen problemas serios, acuden al CNI en busca de ayuda".

"Las escasas relaciones de empresas con el CNI se producen por contactos personales de la dirección o alguna área específica"

Por otro lado, el general de Brigada asegura que "las escasas relaciones de empresas con el Centro se producen por contactos personales de la dirección o alguna área específica. La falta de cauces establecidos y adecuados convierte a la relación personal en la base de esta actividad, lo que genera una excesiva precariedad, inestabilidad y dependencia de factores personales. Esta es, sin duda, una asignatura pendiente del servicio de inteligencia: implicarse más en esta parcela o bien explicitar a los potenciales consumidores lo que realmente puede aportar en esta área, eliminando la continua frustración de estos actores ante la para ellos débil inteligencia económica que reciben del CNI".

Los fichajes estrella del CNI en el sector empresarial

No obstante, esta relación tan compleja que se detalla en el informe, tiene sus contrastes. Así, en los últimos años grandes compañías del país han optado por apostar por funcionarios del CNI poniéndoles a los mandos de la seguridad de sus empresas. Elena Sánchez, que fue secretaria general del CNI y, a la sazón, número dos de los servicios de Inteligencia, fue fichada por el Banco Santander para que se encargara de la seguridad de la entidad financiera. Por otro lado, Telefónica apostó por Miguel Ángel Sánchez San Venancio, coronel de Infantería y que formó parte de la cúpula del CNI, para desempeñar unas funciones similares a las de Sánchez.

Miguel Ángel Fernández Rancaño, un comisario que fue pieza clave de los servicios de Inteligencia durante los atentados del 11-M, acabó fichando como jefe de seguridad de La Caixa. Un caso similar ocurrió con Juan Carlos Fernández-Cernuda, que pasó de ser inspector de la Policía Nacional al equipo de escoltas de Isidoro Álvarez en El Corte Inglés para, más tarde, dirigir el departamento de seguridad de la compañía. 

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Las conexiones entre el CNI y el Ibex 35: de la desconfianza a los fichajes estrella.

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Por el departamento de seguridad de BBVA también han circulado antiguos miembros de los cuerpos de seguridad del Estado. Es el caso de de Julio Corrochano, comisario que fichó en 2002 por la entidad bancaria procedente de la Comisaría General de Policía Judicial y que tuvo alguna relación con Villarejo. Bankia -antes de que desapareciera- también contó con un antiguo miembro de las Fuerzas de Seguridad, Juan Manuel Zarco. Por último, la energética Repsol fichó a un antiguo mando policial, mientras que la empresa de transporte ferroviario Renfe contrató al excomisario Antonio Bertomeu.

Está última semana se ha vivido un terremoto en la política española. Una noticia publicada por el periódico norteamericano The New Yorker -que acusaba a España de haber espiado entre 2017 y 2020 a más de 60 líderes independentistas con el programa israelí Pegasus- provocó la ira de los socios del Ejecutivo. Así, el Gobierno -tratando de calmar el enfado de los separatistas- desveló que el presidente Sánchez y su ministra de Defensa también habían sido espiados por el mismo software. Una noticia que ha generado todo tipo de conjeturas y que ha despertado un debate en torno a la seguridad en España a escasas semanas de la cumbre de la OTAN. Esta situación puede crear un aumento en la desconfianza hacia el CNI por parte de las grandes compañías. El reto que tiene ahora la ministra Robles es tratar de mejorar la imagen de su agencia de Inteligencia. 

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