Las víctimas de ETA no se creen el arrepentimiento de Lasarte que nunca colaboró con la Justicia

    • COVITE precisa que Valentín Lasarte miente y así se ha demostrado recurrentemente con versiones contradictorias antes el juez y con un más que frecuente recurso a la amnesia en los tribunales.
    • Reprochan las prisas del Estado por sumar a los preSOS etarras a la Vía Nanclares sin certificar su colaboración con la Justicia para esclarecer los 300 asesinatos de ETA que siguen sin resolver.
A.Torres

Ha pasado 19 años entre rejas pero aún se escuchan los ecos de los disparos en la nuca que acabaron con la vida del bravo concejal popular del Ayuntamiento de San Sebastián, Gregorio Ordóñez, y del histórico dirigente del socialismo vasco, Fernando Múgica. Este lunes el etarra Valentín Lasarte, uno de los estandartes de la denominada Vía Nanclares -por la que los presos de la banda obtienen beneficios penitenciarios si se muestran arrepentidos de sus crímenes-, ha abandonado la prisión alavesa de Zaballa tras casí dos décadas en prisión. Ha abandonado el centro penitenciario en un Peugeoot 206 blanco conducido por su esposa y acompañado por su familia.

El Estado cree el arrepentimiento mostrado por Lasarte es suficiente para la reinserción del etarra en la socieda. No lo ven así las víctimas del terrorismo, e incluso sus adláteres de la izquierda radical abertzale que durante tanto tiempo alentó los atentados de ETA. Fuentes oficiales de COVITE -Colectivo de Víctimas del Terrorismo del País Vasco- consideran un error, e incluso un peligro, identificar el perdón con la reinserción en la medida en que el arrepentimiento vía Nanclaresbeneficia directamente al preso. "La reinserción en un sociedad digna sólo es posible prorizando la verdad y la justicia sobre las víctimas del terrorismo", añaden.

Desde el colectivo de las víctimas de ETA en Euskadi precisan que Valentín Lasarte miente y así se ha demostrado recurrentemente con versiones contradictorias antes el juez y con un más que frecuente recurso a la amnesia en los tribunales. "La mejor prueba de la reinserción de un etarra en la sociedad, el mejor certificado de su voluntad de reparar el daño causado, es su colaboración con las autoridades en los más de 300 asesinatos de la banda que siguen sin ser resueltos", aseguran fuentes oficiales de COVITE. "¿A quién tienen que perdonar estas 300 familias?" se preguntan las víctimas para concluir que el perdón que pertenece a la esfera individual no puede ser legislado "como pretende el Estado".El silencio cómplice

Las víctimas de ETA no confían en el arrepentimiento sincero de Lasarte. Así las cosas, recuerdan que durante un juicio celebrado en 2014, el asesino de Gregorio Ordóñez evitó incriminar a su ex compañero del Comando Donosti Juan Ramón Carasatorre, alias 'Zapata', en el asesinato al brigada del Ejército Mariano de Juan Santamaría el 10 de abril de 1995.

Lasarte, como denuncia COVITE, sufrió un repentino ataque de amnesia. El etarra alegó haber olvidado detalles del atentado ya que había "dejado atrás esa etapa" tras haberse desvinculado con la banda por su disconformidad con la "continuación de la lucha armada".

En este sentido, las víctimas reprochan las prisas del Gobierno por pasar la trágica página del terrorismo en España a través de la Vía Nanclares. "Fue el propio Lasarte quien confesó a Consuelo Ordóñez en prisión que él nunca pidió acogerse a la Vía Nanclares. Simplemente se desvinculó de ETA con una carta que envió al cabecilla de la banda 'Txeroki' tras el atentado de la T-4", relata la asociación de víctimas del terrorismo en el País Vasco. Inmediatamente después fue trasladado a la prisión de Zaballa (Alava) desde la cárcel Villabona (Asturias) y fue acogido, sin solicitarlo a la Vía Nanclares.El caso Guisasola

Desde COVITE han ofrecido otro ejemplo clarividente a www.lainformacion.com. Es el caso de Carmen Guisasola, otro de los paradigmas del arrepentimiento etarra. Guisasola fue detenida en 1990 en posesión de la pistola con la que el guardia civil Jose Calvo Hoz. Fue la única condenada -por encubrimiento- por este asesinato. Se acogió a Nanclares, hace años que está en la calle desde noviembre de 2014, "jamás nadie le ha preguntado quién le dio la pistola con la que Calvo Hoz fue asesinado", reprochan las víctimas. "El Estado nos falla por omisión de responsabilidades", añaden.

"No puede haber reinserción, si lo que hay es un silencio cómplice", sentencian. Pero no sólo eso. Las asociaciones de víctimas del terrorismo se echan las manos a la cabeza cuando ven al etarra, que abandonó la prisión enfermo de un cáncer terminal, recibido como un héroe por el entorno radical abertzale en su feudo de Mondragón. "Les llaman extarras cuando en realidad nunca han abandonado sus filas", se lamentan, "Bolinaga nunca se ha reinsertado, él mismo ha reconocido que no mataba porque los asesinatos selectivos ya no formaban parte de la estregia de ETA, siempre se ha referido a las víctimas como objetivos".La paz de los cementerios

Sobre si existe algún matiz en la reinserción social de un etarra como Bolinaga, carcelero de Ortega Lara, y Lasarte, sobre el papel un terrorista públicamente arrepentido de sus fechorías, en el entorno radical de la izquierda abertzale, las víctimas entienden que el mundo de Batasuna ni entiende ni aprecia la Vía Nanclares en tanto que custiona sus dogmas fundamentalistas. Para aquellos que padecieron la muerte de sus seres queridos a manos de los etarra, Nanclares, por el contrario no es suficiente.

"En un escenario post-ETA, siempre y cuando entregue las armas, quieren imponernos la paz de los cementerios", reprochan en COVITE. "ETA no son mil muertos a sus espaldas, son más de 300 asesinatos sin resolver concluyen. Sin colaborar con la Justicia en el esclarecimiento de estos crímenes la reinserción de un etarra en una sociedad digna no es posible", sentencian.

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