Los nuevos partidos, aún sin despacho en el Congreso

Si asumir que no tendrían grupo propio en el Congreso fue un asunto de difícil digestión para los socios de Podemos, los primeros días de trabajo parlamentario se han convertido en reflejo de la incertidumbre de la formación de gobierno.

Pese a que la legislatura comenzó a andar el pasado 13 de enero, cuando las Cámaras quedaron constituidas, la adaptación a la llegada de los nuevos grupos va despacio. “Aún no tenemos ni despacho asignado”, se 'quejan' con humor desde En Marea, la confluencia territorial gallega de Podemos. “Y allí andamos, todos en amor y compañía...Parecemos almas en pena por los pasillos”, dicen entre risas.

Les han reservado una sala de la primera planta del edificio para las reuniones, algo molesto, cuentan, en días que requieren de largas jornadas y debates para ponerlo todo en marcha. Esta misma mañana, el 'orden del día' no era menor: asignación de recursos y personal para las alianzas, reparto de comisiones o presencia en debates.  Una negociación 'sensible' en la que Podemos trata de templar el ánimo de sus confluencias.

La asignación de despachos, les han comentado, tardará al menos una semana. “Hoy mismo estaban vaciando todo”, cuentan.   Lo mismo les pasa a los 40 diputados de Ciudadanos, donde la situación se toma también con humor. La biblioteca, los pasillos, la cafetería... se han convertido en improvisados lugares de encuentro para los recién llegados. Eso sí, con poco margen para los asuntos confidenciales.

En el grupo de Podemos y las confluencias en el Senado están más molestos. Son los únicos que no tienen un lugar de trabajo, cuenta su portavoz, Ramón Espinar, que añade que eso les provoca muchas dificultades para trabajar.  Y eso, recuerdan, es decisión de la Mesa.  

Mientras, populares y socialistas conservan despachos, aunque tampoco se libran de cambios. “Será cuestión de tiempo que los organicen... Puede ser que en nuestras plantas, al tener menos diputados...”, asumen desde el PP.