Luces y sombras del primer año de la era de Bill de Blasio en Nueva York

  • De su promesa de quitar a Nueva York el síndrome de "historia de dos ciudades" a la crisis abierta con los sindicatos de policía por las tensiones raciales y la muerte de dos agentes, Bill de Blasio cumple hoy un año como alcalde de Nueva York.

Mateo Sancho Cardiel

Nueva York, 1 ene.- De su promesa de quitar a Nueva York el síndrome de "historia de dos ciudades" a la crisis abierta con los sindicatos de policía por las tensiones raciales y la muerte de dos agentes, Bill de Blasio cumple hoy un año como alcalde de Nueva York.

De Blasio personificó el 1 de enero de 2013 el gran regreso de los demócratas a la alcaldía de la ciudad, después de dos eras, la de Rudy Giuliani y la de Michael Bloomberg, que habían convertido Nueva York en un lugar más seguro, pero también más elitista y prohibitivo, con casi un 50 % de la población en la pobreza o el umbral de la pobreza.

Es por eso que De Blasio, con su eslogan de que Nueva York no podía seguir abriendo la grieta de la desigualdad social, con su actitud humilde y sus casi dos metros de estatura, marcó su agenda basándose en la educación preescolar y bilingüe, la vivienda de precios accesibles, la creación del carné de identidad para documentados y la eliminación de la polémica práctica policial de "stop and frisk" ("parar y cachear") de su multimillonario predecesor.

Sin embargo, si hasta hace poco las únicas pegas que ponían a De Blasio sus detractores era su tendencia a la impuntualidad (como cuando no llegó al minuto de silencio por las víctimas de hace trece años, cuando se estrelló un avión en Queens) en los últimos meses, las cosas se le han complicado al alcalde.

Las tensiones raciales causadas por la muerte del afroamericano Eric Garner en Staten Island a manos de un agente de policía que le aplicó una llave de estrangulamiento le han granjeado varios varapalos al alcalde.

Los ciudadanos criticaron su decisión de haber repescado a William Bratton como jefe de la Policía de Nueva York (el mismo que en la era de Giuliani había limpiado la ciudad con dudosos métodos) y todo se complicó por la decisión de un gran jurado de no imputar al agente que causó la muerte de Garner.

De Blasio se posicionó a favor de las protestas populares, pero el 20 de diciembre la situación dio un vuelco cuando un afroamericano asesinó a sangre fía a dos agentes de policía, Rafael Ramos y Wenjian Liu.

Los sindicatos de policía acusaron al alcalde de tener "sangre en sus manos" y, en un simbólico gesto, varios agentes dieron la espalda a De Blasio en el funeral de Ramos, lo que ha abierto la grieta entre el Ayuntamiento y la Policía y ha hecho que el alcalde de Nueva York llegue a su segundo año en el momento más delicado de un mandato con muchas conquistas sociales y crisis superadas.

El alcalde empezó con un bautismo que no fue de fuego sino de hielo, pues en enero tuvo que gestionar el temporal de nieve que afectó a la ciudad. A pesar de algunas críticas de los barrios más desfavorecidos, salió airoso del peor invierno en décadas.

No perdió las riendas con la crisis del ébola o con la explosión que en marzo causó siete muertos en Harlem, pero, probablemente, su gran victoria ha sido en la educación, al ampliar el presupuesto en 1.100 millones de dólares (un 5,3 %) y poner en marcha el programa de Pre-K (preescolar) universal como plato fuerte.

"Es momento de grandes y decididos cambios que beneficien a todos los niños", reconocía De Blasio en marzo. "Cuando se mira a los estudiantes latinos y afroamericanos, sólo un 11 % están preparados para la universidad", subrayó. "Esto es una crisis, un 'statu quo' que no puede ser aceptado", añadió. Y en el curso que empezó en septiembre, sus planes ya empezaban a ser efectivos.

En mayo, De Blasio anunció la inversión de 41.100 millones de dólares en fondos privados y públicos durante los próximos diez años para construir y preservar 200.000 viviendas a un precio asequible en la ciudad.

"Debido a la creciente desigualdad económica cada vez los neoyorquinos gastan más para pagar los costes de la vivienda, y barrios enteros han dejado de tener viviendas asequibles", explicó.

En junio, De Blasio presentó los presupuestos de la ciudad, junto a la presidenta del Concejo municipal, la puertorriqueña Melissa Mark-Viverito, que fue de 75.000 millones de dólares y rubricó su política progresista.

En estos presupuestos figuraba su compromiso para compensar con 18.000 millones de dólares a la Federación de Profesores Unidos, uno de los puntos a los que Bloomberg se había resistido.

Finalmente, en octubre llegó su esperada propuesta para el carné de identidad para indocumentados, que empezará a otorgarse este mes y que será aceptado por la Policía, por ejemplo, para dar citaciones en casos de delitos menores, lo que evitará las habituales detenciones que se producen cuando la persona no puede identificarse ante los agentes.

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