Scioli en la agresiva política argentina: espíritu de deportista y conciliador

  • Nada locuaz y poco carismático, Daniel Scioli saltó del deporte a la política hace 25 años, avanzó sin prisa pero sin pausa y atravesó todos los temporales evitando hacer enemigos, iluminado por el faro de su aspiración presidencial que parece estar a punto de alcanzar.

A sus 58 años, Scioli, excampeón de motonáutica y exvicepresidente de Néstor Kirchner (2003-2007), es desde 2007 gobernador de la poderosa provincia de Buenos Aires, donde viven casi 16 de los 40 millones de habitantes del país.

Este candidato a la presidencia por el Frente para la Victoria (FPV, centroizquierda), la coalición de la presidenta Cristina Kirchner, fue visto con recelo por el kirchnerismo 'duro' que sospechó de sus intenciones demasiado autónomas y su tendencia de centroderecha.

Pero en encuentros de campaña con mandatarios de la región Scioli se ha esmerado en mostrarse como la "continuidad del proyecto" kirchnerista, fuerte en políticas sociales y defensor de un capitalismo de estado.

Nadie sabe si Scioli dice lo que piensa o piensa lo que dice, pero los sondeos le pronostican cerca del 40% de los votos y lo ponen al borde de ganar en primera vuelta el 25 de octubre.

"Scioli es un gran interrogante", dijo a la AFP Pablo Knopoff, de Isonomía Consultores.

"Toda mi vida soñé con este momento", repite el candidato con cadencia monótona en las propagandas de campaña: "Mi política, como siempre es la contra de nadie. Es mejorar lo de todos", se define.

Nieto de un inmigrante italiano, Scioli creció entre privilegios aunque en una casa donde "los pasillos estaban llenos de heladeras y calefones", contó sobre Casa Scioli, una conocida cadena argentina de electrodomésticos de la década de 1980.

Hoy declara un patrimonio de más de 13 millones de pesos (1,4 millón de dólares), incluida su propiedad de 13.000 metros cuadrados de Villa La Ñata, en las afueras de Buenos Aires, su 'búnker' donde organiza partidos de Futsal (fútbol de cinco) y suele recibir a celebridades locales.

Scioli se preparó para seguir una carrera empresarial pero su pasión deportiva lo convirtió ocho veces en campeón mundial de motonáutica.

Esperó tres décadas y recién el 5 de octubre, en plena campaña, terminó su Licenciatura en Comercialización en la privada Universidad Argentina de la Empresa (UADE), título que ofrendó a su padre.

Un grave accidente que casi le costó la vida cuando corría los mil metros del delta del río Paraná en 1989 le amputó el brazo derecho sin quitarle la pasión por la velocidad.

Se reinventó y aprendió a ser zurdo, habilidad que demostró en televisión cuando se hizo el nudo de la corbata con su mano izquierda, desdramatizando su discapacidad.

Su habilidad para sobrevivir también fue puesta a prueba en la política: salió ileso de las luchas intestinas del peronismo, principal movimiento político argentino de los últimos 70 años al que pertenece, y que abarca un espectro desde conservadores a izquierdistas.

Llegó a la política de la mano de Carlos Menem (1989/99) y fue diputado desde 1997. Nombrado secretario de Turismo y Deporte por Eduardo Duhalde (2002/3), fue luego vicepresidente de Néstor Kirchner.

Los tres peronistas eran enemigos entre sí, pero Scioli nunca renegó de esas relaciones.

"La gente no lo considera un dirigente tradicional, lo ven más relacionado con la farándula o el mundo empresarial. Es conocidísimo, pero todos ignoran cómo es su vida y qué ideas tiene. Un bicho raro de la política", dice el periodista Walter Schmidt, co-autor de la biografía "Scioli secreto".

El candidato, que reconoció tardíamente la paternidad de Lorena, una hija de la juventud que lo hizo abuelo, convive desde hace 30 años -casados, divorciados y juntos de nuevo- con Karina Rabolini, una exmodelo y empresaria de la moda.

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