Ser Estrella Michelin no sale rentable: un chef la devuelve para salvar su negocio

  • La Estrella Michelín es el máximo galardón que puede tener un cocinero, pero a veces hay que pagar un elevado precio por tener una.
Jérôme Brochot
Jérôme Brochot
EFE
Jérôme Brochot
El chef francés ha devuelto su Estrella / EFE

Coleccionar Estrellas Michelin es el objetivo de muchos chefs, ya que se trata del mayor reconocimiento que un cocinero, y por ende, su restaurante, puede tener. En España tenemos numerosos casos de profesionales que atesoran bastantes en su haber -Pedro Subijana, Dabiz Muñoz, Juan Mari y Elena Arzak, Martín Berasategui, Carme Ruscalleda o Joan Roca, entre otros-, cuyos restaurantes tienen largas listas de espera y comensales VIP de todo el mundo.

Porque los restaurantes galardonados con la prestigiosa Estrella son el lugar perfecto para los bolsillos más abultados, ya que son los que pueden permitirse estos elaborados platos. El hecho de atesorar uno de estos galardones incrementa el prestigio del local y, por tanto, sus precios. Algo que no a todos los chefs les sale rentable, a juzgar por lo que ha ocurrido en Francia.

Según informa 'Insider', el chef Jérôme Brochot ha decidido devolver su Estrella por los problemas económicos que le ha ocasionado. El cocinero tiene su restaurante Le France en Montceau-les-Mines, una localidad de unos 18.000 habitantes formada por agricultores y granjeros, personas sencillas, en resumidas cuentas. 

Debido a la llegada de la Estrella en 2011 al restaurante, Brochot llevó a cabo una renovación completa de la cocina ante la supuesta llegada de un buen número de clientes atraídos por el nuevo prestigio del local. Igualmente, tuvo que elevar los precios, pero los comensales no llegaron, lo que le ha puesto en serios problemas económicos, ya que con esos precios no puede mantener su restaurante. 

Por ello, ha decidido devolver su Estrella para poder bajar precios y lograr ser rentable, algo que hasta ahora no ha conseguido. Como él mismo ha declarado, "hará lo que sea" para salvar el negocio, aunque eso suponga renunciar al máximo galardón del mundo de la cocina. 

No es el único

El caso de Brochot puede haber sorprendido a la opinión pública, pero desde luego no es el único. De hecho, aquí en España ya ha sucedido. El chef Miquel Ruiz, dueño de El Baret de Miquel, renunció a la suya en el restaurante La Seu de Moraira, ya que no se sentía a gusto con la presión que ésta imponía y el concepto de cocina elitista que implicaba.

De hecho, dejó ese restaurante para abrir El Baret, un local más sencillo donde Ruiz se siente más a gusto y con mayor libertad para cocinar y dar un buen servicio a sus clientes sin tener que imponerles precios estratosféricos solo por el hecho de tener una de las codiciadas Estrellas Michelín.

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