Una nueva recesión amenaza la economía

Joe Biden asume la presidencia de una democracia dañada y un país fracturado

El presidente demócrata tendrá que tender puentes con los republicanos y la izquierda para salvar las crisis que compiten a la vez.

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Joe Biden asume la presidencia de una democracia dañada
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El miércoles empieza un nuevo día en Estados Unidos, al menos con un tono y estilo de gobierno muy diferentes. Pero lo único bueno que acompañará a Joe Biden cuando jure como presidente será el tiempo. El demócrata se pone al frente del país en un momento de rabia, vacío y frustración tras cuatro años de confrontación constante con Donald Trump, que culminaron con la invasión del Capitolio. Ahí mismo, en un recinto tomado por miles de militares, hará un llamamiento a la unidad para poder superar varias crisis que compiten a la vez.

Biden toma posesión con el país acercándose a las 400.000 muertes por el coronavirus y la economía a punto de caer en una nueva recesión. "El sufrimiento humano creado por la pandemia", dice, "es profundo". El aún presidente electo conoce el dolor de sentarse en la mesa a cenar y ver una silla vacía por la pérdida de un ser querido. Y a esa empatía es precisamente a la que apela ahora para cerrar la brecha que tiene partida a la mayor democracia del planeta, que el pasado 6 de enero quedó seriamente dañada por la insurrección que incitó Trump.

La unidad, el consenso, el compromiso son un paso práctico para afrontar retos comunes juntos por el ciudadano. Eso, cuando se traslada al ámbito de la política estadounidense, se traduce en más bipartidismo. "Todos somos americanos", repitió Biden a lo largo de la campaña electoral. La pandemia y el asalto al capitolio hacen que sean aún más urgente. EEUU, como nación, tiene todos los recursos que necesita para superar la crisis gemela –sanitaria y económica- a la que se enfrenta desde hace un año. Pero ahora debe demostrar voluntad.

Disposición es lo que va a necesitar Biden para su gran prioridad en los 100 primeros días de manto. El presidente electo acaba de presentar un plan de rescate valorado en 1,9 billones de dólares, que incluye pagos directos a los hogares en dificultad, una partida de gasto para la lucha contra el coronavirus y asistencia financiera a los gobiernos locales y las comunidades desfavorecidas. Lo presenta como un anticipo para evitar que la economía se hunda por el efecto de la pandemia.

Este primer paso se completará en febrero con un plan de recuperación que incluye inversiones para la modernización de las infraestructuras, energías limpias e innovación para sentar la base de un crecimiento sostenido una vez superado el shock de la pandemia. La gran cuestión es cómo se financiará. Joe Biden argumenta que los bajos tipos de interés permiten al gobierno ir a lo grande y pedir prestado sin límite, la teoría que defiende Bernie Sanders a su izquierda.

Pero antes de ejecutarlo tendrá que sumar al carro a algunos republicanos. Biden asume la presidencia con los demócratas controlando la Cámara de Representantes y el Senado. La mayoría, sin embargo, es muy ajustada. A esto se le suma el riesgo de que el segundo juicio político a Trump se cuela justo al arrancar su mandato y los demócratas deben decidir si quieren comer tiempo al nuevo presidente en un momento crucial al inicio de su gobierno.

La esperanza expresada por Biden es que el Senado puede ejercer sus deberes legislativos mientras procede con el juicio político de Trump. "Espero que encuentre la manera de lidiar con sus responsabilidades constitucionales mientras trabaja también en otros asuntos urgentes que afronta la nación", comentó tras el voto del 'impeachment', "demasiados de nuestros compatriotas sufrieron demasiado durante el último año como para retrasar más este trabajo urgente".

La condena a Donald Trump parece en este momento la culminación inevitable de cuatro años de una nación fracturada, enfadada y que perdió el sentido de sí misma. "Estoy confiado de que podemos hacerlo juntos", repite Joe Biden en su esfuerzo por mostrar un futuro optimista al tiempo que invita a "construir un puente" que permita superar el vació creado por la pandemia, la recesión y el ataque al corazón de la democracia, "la inacción no es una opción".

Es una obligación moral. En este momento hay 18 millones de personas que dependen del paro para vivir. La crisis se llevó por delante 400.000 pymes y entre los que mantienen su empleo, ocho de cada diez temen perderlo. La situación roza el drama humanitario cuando si se tiene en cuenta que siete de cada diez estadounidenses no tienen seguridad alimentaria. "No podemos quedarnos atascados en un lugar en el que solo va bien a los que están más alto", lamenta Biden.

La ceremonia tradicional de la transferencia pacífica de poder será, por tanto, un momento para pocas celebraciones en el país estandarte de la democracia tras la violenta invasión del Capitolio, con una pandemia fuera de control, la economía tambaleándose y la amenaza de las ideologías más extremistas. La imagen de Biden jurando sobre la Biblia defender la Constitución será una imagen que chocará con la memoria de la milicia MAGA escalando muros y rompiendo cristales.

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