Tras las reconversiones monetarias

Venezuela pierde la fe en el bolívar y se rinde ante los billetes de Washington

Hasta marzo de 2019, pagar en dólares estaba prohibido. Pero un apagón impidió a los comercios cobrar con tarjetas de crédito. Además, había escasez de billetes. Así que el gobierno permitió pagar en divisas.

Nuevos billetes luego de la reconversión monetaria en Venezuela.
Nuevos billetes luego de la reconversión monetaria en Venezuela.
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La agencia de información financiera Bloomberg creó en diciembre 2016 el Café con Leche Inflation Index para medir la inflación en Venezuela. Tomaba la información del precio de una taza de café con leche una panadería al este de la ciudad de Caracas e informaba de su evolución lo largo del tiempo.

Cuando se creó ese índice, el café con leche valía 1.100 bolívares (0,44 dólares o 0,38 euros). En agosto de 2018, dos años después, valía dos millones de bolívares. Entonces, Nicolás Maduro ordenó por decreto eliminar cinco ceros a los billetes. No sirvió de mucho pues en diciembre del año pasado, el Café con Leche Index estaba otra vez a un millón de bolívares. Hace pocos días, a finales de septiembre de este año se acercó a los 8 millones de bolívares.

Pero días después, al principio de este mes de octubre, el precio bajó de ocho millones a ocho bolívares. La razón era que el gobierno chavista había eliminado de nuevo por decreto seis ceros de los billetes de modo que lo que antes costaba un millón de bolívares ahora cuesta un bolívar. Venezuela es el país que más ceros ha eliminado de sus billetes desde que Colón descubrió América.

Cualquier persona que haya seguido la evolución económica de Venezuela o haya vivido allí sabe que la inflación se come todo: en 2019 fue de más de 9.000%; en 2020 fue de más de 5.000%; y en lo que llevamos de este año 2021 supera el 2.000%.

Desde que los chavistas llegaron al poder hace 21 años, Venezuela ha ido ganando puestos hasta figurar primero en la lista de los países con más inflación del mundo. Algunos especialistas afirman que cuando la inflación pasa del 50% es hiperinflación. Pues bien: Venezuela ha llegado a sufrir hiperinflación, con cifras tan elevadas que quiebran cualquier sentido común. En algunos meses de 2019 llegó a superar los 2 millones por ciento.

Para hacer más manejable la hiperinflación, el gobierno puso en circulación en marzo de este año los nuevos billetes de 200.000, 500.000 y un millón de bolívares con la imagen del Libertador Simón Bolívar. No sirvió de mucho porque entre las tres denominaciones no daban para pagar un café con leche. Y ahora en octubre, ha decretado que hay que quitar seis ceros. 

Cuando se habla de quitar seis ceros, de lo que se trata es que los comercios re-etiqueten sus productos de modo que si en la vitrina se anuncia que el café cuesta 8 millones de bolívares, solo hay que borrar ceros y ponerlo a 8. Además, ha puesto en circulación nuevos billetes de 5, 10, 20, 50 y 100 bolívares con la llamativa imagen de un Simón Bolívar medio aborigen (era vasco), y ha empleado los medios estatales, desde la televisión pública a TikTok, para propagar la idea de que con estos billetes y esta eliminación de ceros todo “se simplifica”. El gobierno decidió bautizar la nueva moneda como “bolívar digital”, para sustituir al bolívar “soberano” de 2018 (que perdió cinco ceros), el cual a su vez, sustituía al bolívar “fuerte” de 2008 (que perdió tres ceros). 

En total el chavismo ya ha eliminado 14 ceros en su historia. El bolívar de hoy, según Asdrúbal Oliveros, director de la firma Ecoanalítica, representa 100.000 millones de bolívares de 2008, que fue cuando Hugo Chávez comenzó a quitar ceros para detener la tormenta inflacionaria con un dedo.

En el mundo de las matemáticas, los ceros a la izquierda no valen nada porque da lo mismo decir 4 que 04. Los que valen son los ceros a la derecha, pues un 4 no es lo mismo que 40, que tiene mucho más valor. Pero los gobiernos chavistas han dado la vuelta hasta a las matemáticas porque han logrado que los ceros a la derecha no valgan absolutamente nada.

Solo hay que mirar las cuentas corrientes. Alguien que tuviera 100 millones de bolívares ahora tiene 100 bolívares. El riesgo es que, de aquí a diciembre, la inflación se coma sus ahorros. “Un pasaje de autobús costaba 500.000 bolívares, y ahora 0,5 bolívares. Será fácil llevarlo a 1 bolívar, lo cual es el doble. En enero estará a 5 bolívares, por lo cual es probable que volvamos a la hiperinflación”, afirma una ejecutiva de una empresa privada.

Fue lo que sucedió con la anterior reconversión monetaria. En agosto de 2018 Maduro hizo un acto de magia y eliminó cinco ceros de a los billetes: al terminar el año y comenzar el siguiente, Venezuela tenía la mayor inflación de su historia: más de dos millones por ciento.

Por eso, los economistas venezolanos, califican estas medidas de quitar ceros como puramente cosméticas. El objetivo de quitar ceros a los billetes tiene el mismo efecto que observar una tormenta dándole vuelta a los binoculares. Quizá parezca que está lejos pero es la misma tormenta y hace los mismos estragos.

Cada vez que el gobierno chavista quita ceros a los billetes, las empresas tienen que re-etiquetar todo en pocos días (un fin de semana), bajo pena de multas. Y los bancos tiene que preparar los cajeros y cargar los nuevos billetes, aparte de reducir ceros en las cuentas corrientes de sus clientes.

Los venezolanos, con su particular sentido del humor, han hecho circular videos en Instagram donde una chica que trabaja en una tienda le explica a la clienta que tiene que pagar 38 bolívares, “lo que serían 38 millones de bolívares de antes, y en dólares 9,04”. Como la clienta entrega 10 dólares, entonces la dependienta le debe unas vueltas de 0,96 dólares, o sea 4,03 bolívares de ahora, es decir, unos 4 millones de bolívares de antes. Un galimatías al que se tienen que acostumbrar cada vez que el gobierno quita ceros e introduce nuevos billetes.

Según Isabel Carrera, una ingeniera que vive en Caracas, este cambio de denominación monetaria “no se nota porque la economía está dolarizada”. Los venezolanos pagan desde hace tiempo sus transacciones en dólares. Hoy, desde los vendedores callejeros, hasta las empresas, pagan en dólares. Hasta marzo de 2019, pagar en dólares estaba prohibido. Pero ese mes, un gran apagón que se prolongó durante días impidió a los comercios cobrar con tarjetas de crédito. Además, había escasez de billetes de bolívares. Encima, pagar con bolívares requería llevar una inmensa cantidad de billetes en el bolsillo. Así que el gobierno permitió pagar en dólares. Gracias a Dios, eso ayudó a no colapsar la economía.

Los comerciantes prefieren poner etiquetas con el valor en dólares porque es más estable. Uno de ellos comentaba en un video colgado por el líder opositor Henrique Capriles Radonski, que prefería mostrar precios en dólares porque, si lo hacían en bolívares, tenían que cambiar los precios cada tres días por la inflación.

Para el economista Pedro Palma, doctor en Economía por la Universidad de Pennsylvania, y profesor emérito del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA, Venezuela), la dolarización ha sido buena a corto plazo, pero a largo plazo acarrea riesgos enormes: “Una abrupta reducción de los precios internacionales del petróleo, como los que ya se han producido tantas veces en el pasado, reduciría drásticamente el valor de sus exportaciones y su ingreso de divisas, produciéndose una severa estrechez monetaria, un aumento de las tasas de interés y una restricción de la actividad crediticia de la banca, sin que ello pueda ser mitigado o contrarrestado por la implementación de una política monetaria de carácter expansiva, debido a que la dolarización limita severamente esa posibilidad”, dice en su libro “La política cambiaria de Venezuela” (Editorial Jurídica Venezolana). Se refiere a que Venezuela no puede imprimir billetes de dólar, como hace generosamente con el bolívar, de modo que cuando caen los precios del petróleo, el país se queda sin divisas: a partir de ahí nace una cascada de males como la caída de la inversión, del consumo y de la competitividad.

En cuanto a los inversores internacionales, cualquiera que hubiera invertido 10 millones de dólares en Venezuela antes de agosto de 2018, habría comprobado que sus beneficios se cobran en bolívares, de modo que al hacer el cambio a dólares o a euros, todo eso se habría esfumado. Venezuela, como dicen los economistas, asusta a los inversores.

Mientras tanto, la divisa del imperio yanqui, el dólar, se sigue revalorizando porque los venezolanos tienen más fe en ella que en sus bolívares. Si se medita un poco sobre estas conversiones monetarias, se llega a la conclusión de que el valor de una moneda es casi un acto de fe. Los sacerdotes del chavismo creen que interpretando las voces del más allá, pueden transmitir al pueblo las señales de los dioses encarnados en la imagen de Simón Bolívar en los billetes”. Pero el pueblo ha dado la espalda a esos falsos dioses, y prefiere creer en otros que tienen la figura de George Washington.

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